miércoles, 30 de diciembre de 2009

Dos perspectivas en la Gestión de redes institucionales (II/II)



Dr. Francisco Morales Zepeda


La gestión de redes institucionales, desde la perspectiva interparadigmática (Institutional Network) considera que es en el marco de las instituciones (interinstitucional) en donde se permite elaborar los nodos de interacción que permitan el surgimiento de un tejido sociocultural de la rede en el contexto social (Redes Sociales) en la cual los nodos se expresen a través de organizaciones civiles, considerando en todo memento que es en el contexto territorial el elemento de cohesión de la red institucional (Planeación Territorial); en contra parte, en la gestión de redes institucionales, desde la perspectiva de la gestión estratégica (Policy Network) se considera que es a partir de las organizaciones civiles donde se expresa la cohesión de la red institucional (Zurbringen, 2004), estas dos posturas en la gestión de redes institucionales, nos vinculan directamente con dos modelos económicos distintos, el primero neoinstitucional y neokeyneciano, mientras que el segundo es neoliberal.

La gestión de redes institucionales como un postura sociocultural, compromete al territorio en el estudio de las redes institucionales, considerando que los entornos sociales no pueden separarse de los contextos sociales en los que se desarrollan, aspecto que hace imposible la transferencia artificial de las experiencias de desarrollo, lo que hace necesario que en cada entorno social se establezcan un desarrollo propio.

Hablar de las redes institucionales desde de un plano neoinstitucional, con una perspectiva de territorial, es empatar distintos ordenes discursivos en diferentes disciplinas, dichos paradigmas comparten un principio histórica, y por lo tanto, un principio cultural del desarrollo, aspecto que no encontramos en una postura neoliberal de las redes institucionales.

La gestión de redes institucionales, vista como una premisa de orden gerencial, implica un discurso de desarrollo que puede ser transferido desde las agencias de los países ricos a los países pobres, pero las condiciones históricas y territoriales son distintas, aspecto que es en si una limitante para los procesos de incorporación de los nuevos modelos de desarrollo a las sociedades receptoras.

Sí consideramos una visión sociohistórica (psicológica) del desarrollo, es posible empatar un planteamiento de orden económico que supere los limites del neokeynesiano (Paul Krugman), en donde la economía espacial delimita la perspectiva a un orden econométrico, olvidando el componente cultural del desarrollo.

El Abordaje de las redes institucionales, como una responsabilidad de la sociedad y las instituciones actuando en un orden de intercomunicación para la gestión de políticas públicas, no está limitado a una planeación estratégica, sino a un planteamiento de orden territorial (planeación territorial) en el que se combine además una planeación democrática.

Las redes institucionales, son en sí mismas, en su morfología y desarrollo, un indicador de la evolución de las instituciones en el desarrollo histórico (Económico, social, cultural) de la sociedad, no es posible por tanto separar o transferir ahistóricamente elementos de una sociedad a otras sin pasar por un tamiz cultural en el que se compenetren todos los miembros de la sociedad con el nuevo código cultural.

La génesis de la cultura está en las formas que toman las actividades cotidianas que los individuos de una sociedad realizan para interactuar con su entorno, de ahí se desprenden las categorías (abstracciones) con las que se modela la realidad en la que se vive y se trastoca el entorno evolutivo de la naturaleza.


El modelo de redes institucionales, como espacio epistemológico abordado desde las ciencias sociales bajo un planteamiento de orden materialista, hace indispensable corresponder el orden histórico-geográfico (espacio temporal) con el materialismo dialéctico como soporte filosófico de análisis, de otra manera caemos en una propuesta de orden gerencial-administrativo que limita el análisis de las redes institucionales, dejando al modelo en un orden instrumental.


Referencias:
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Feb. 6; to be composted Thursday, Feb. 13
http://web.mit.edu/krugman/www/vulgar.html
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Zurbriggen, Cristina (2004) Más Allá del Estado y el Mercado: Innovación y Redes, En Massera, E.J. (Coord.), Trabajo e innovación en Uruguay. Montevideo, Universidad de la República, Trilce, 2004. Publicado en la Biblioteca Virtual TOP con autorización de los autores

viernes, 23 de octubre de 2009

Dos perspectivas en la gestión de redes institucionales (I/II)


Dr. Francisco Morales Zepeda


El tema de las redes institucionales, su organización, desarrollo y gestión ha partido de dos perspectivas: por un lado las policy network, y por otro el de las institutional network; ambas con base en el estudio de las social network (redes sociales), pudiera parecer nimia la diferencia, pero en el fondo es de orden epistemológico. Mientras que para las policy network es factible establecer una relación público-privado (Public-Private Partnerships) en el que lo privado es de orden operativo, en la perspectiva de las institutional network, la interacción de la red parte de lo público a lo privado, partiendo de una coordinación pública que conjuga los esfuerzos de las redes organizacionales como potencial innovador de la sociedad civil.


Estas dos perspectivas en el análisis en las redes institucionales, nos llevan a dos visiones en la evolución de las organización y la diferencia que estas tienen con las instituciones, proque una vez puesta en marcha y gestión de las redes institucionales; la primera la responsabilidad recae en la red institucional compuesta por los actores gubernamentales, y en un plano “menos efectivo” es el de la sociedad civil, en cambio en el segundo lugar se encuentran en un entorno de baja participación social en la correlación de responsabilidades, es decir, una corresponsabilidad en la administración pública, es en este punto donde se empata el tema de las redes institucionales con el de la gobernanza.


Dos procesos han orientado la búsqueda de cambios en la distribución del poder y el surgimiento de nuevas formas de gobernanza: descentralización y democratización. En los 80s se da un amplio debate, en el ámbito regional, acerca de la distribución de poderes y las relaciones entre los gobiernos locales y nacionales, como resultado diversas políticas de descentralización son puestas en marcha. Estas pueden agruparse en cuatro grandes tendencias:
-Desconcentración: transferencia de funciones pero no de poder
-Delegación: la transferencia de ciertos poderes a agencias paraestatales del estado central
-Devolución: considerada por algunos la ‘verdadera descentralización”, dado que tanto poder como funciones son en efecto transferidas a unidades de gobierno sub-nacional
-Privatización: no aceptada como forma de descentralización por muchos, se refiere a la transferencia de poder y responsabilidades de asuntos públicos, a organizaciones de carácter privado, en muchas ocasiones empresas privadas (Whittingham, 2002)

Las redes institucionales son una propuesta en ciernes, que se están desarrollando a la par de varias expectativas de gestión de las instituciones y las organizaciones civiles, así tenemos, por ejemplo, en la aplicación de las redes en el desarrollo rural la tesis de Juan Felipe Nuñez Espinoza de 2008, en la que se aborda el estudio de la Red Nacional de Desarrollo Rural Sustentable, y en la que se establece una modelación de redes sociales y su impacto en el desarrollo rural.

De esta misma manera encontramos lo esfuerzos de la revista redes en España, con José Luis Molina, y la búsqueda de aplicación de la sociometría a la modelación de redes personales y a las policy network.

Una distinción más fundamental entre los diferentes tipos de policy networks es aquella que hay entre redes heterogéneas y homogéneas. Esta distinción a menudo es pasada por alto; la mayor parte de la literatura de policy network trata con policy networks heterogéneos, en los cuales los actores involucrados disponen de intereses y recursos diferentes. Esta heterogeneidad de intereses y recursos crea un estado de interdependencia entre los actores vinculándolos en un policy network donde pueden mediar sus intereses, e intercambiar sus recursos. Sólo unos cuantos estudiosos se han enfocado también en redes homogéneas, en las cuales los actores tienen intereses y recursos similares, como en el caso de las llamadas professional networks (Burley y Mattlí 1993), epistemic communities (Hass 1992) y las redes basadas en problemas (Sikkink 1993) (Börzel, 1997)

Las redes institucionales vistas desde un punto de vista psicológico, antropológico y económico, no se abordan igual que desde la administración y la gestión empresarial, para la visión sociocultural de las redes institucionales, estas están conformadas por un contexto social rico en intercambios culturales y en capital cultura, en el que la instituciones juegan un papel protagónico en el desarrollo de la sociedad en la que se establece una red institucional.

El tema de las redes institucionales se encuentra en pleno desarrollo, consolidado el núcleo epistemológico de esta área de conocimiento de la sociometría, la economía, la antropología, la psicología y las ciencias sociales.

Abordar las redes institucionales, sin la carga administrativa de las policy network nos permite considerar los aspectos sociales de las redes institucionales, y establecer mecanismos de cooperación que se salen del campo estricto de la gestión empresarial, así, las redes institucionales se convierten en una alternativa para el abordaje de las políticas gubernamentales en el ámbito de su impacto en las políticas públicas y en el desarrollo de la gobernancia en las redes interinstitucionales, aspecto en el que la construcción de identidad como una condición sine qua non para el desarrollo de la sociedad en su conjunto.

Como ponemos leer las diferencias en el estudio de las redes institucionales no se presenta como una nimiedad de la que podemos prescindir al momento de hacer el análisis de las redes institucionales, por el contario es necesario tomar en cuenta estos matices, para establecer modelos interparadimagnicos que aborden el tema de una mejor manera.

Referencias:
Börzel A. Tanja (1997) What's So Special About Policy Networks? - An Exploration of the Concept andIts Usefulness in Studying European Governancehttp://eiop.or.at/eiop/pdf/1997-016.pdf
Chinchilla, C. "El nuevo contrato de colaboración entre el sector público y el sector privado", Revista Española de Derecho Administrativo nº 132 (2006)
Nuñez, Espinoza Juan Felipe (2008)Exploración en la operación y modelización de Redes Sociales de Comunicación para el desarrollo rural en zonas marginadas de Latinoamérica, Tesis Doctoral UPC, http://www.tesisenxarxa.net/TDX-1105108-135444/
Gonzalez Garcia, J. "El contrato de colaboración público privada", Revista de Administración Pública, nº 170 (2006).
Jan E. Leighley and Tetsuya Matsubayashi The Implications of Class, Race, and Ethnicity for Political Networks American Politics Research 2009 37: 824-855.
Molina, José Luis, "Análisis de redes y cultura organizativa: una propuesta metodológica", Revista española de investigaciones sociológicas, 1995,
Robert Huckfeldt Interdependence, Density Dependence, and Networks in PoliticsAmerican Politics Research 2009 37: 921-950.
Whittingham M, Ma. Victoria, Aportes de la teoría y la praxis para la nueva gobernanza VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002

miércoles, 30 de septiembre de 2009

De las Instituciones en Red a las Redes Institucionales. (II/II)


Dr. Francisco Morales Zepeda

La interacción en red por parte de las instituciones de un sector productivo o social (conexión de funciones) no es razón suficiente para que se establezca una red institucional, como ya hemos mencionado una de las principales razones por las que se establece una red institucional es para la toma de decisiones en un contexto especifico del sistema.

Las redes institucionales no se desarrollan como producto de un mandato institucional o jurídico, en todos los caso es el “desarrollo natural” de la sociedad el que demanda la puesta en marcha de una estructura de pares que regulen las distintas interrelaciones que se expresan en una amplia gama de intercambios sociales.

Las instituciones transformar el entorno sociocultural en el que se desarrollan, no en por nada se les consideran el soporte material del tejido social, con ellas se garantizan los intercambios de información y la formación de los actores sociales; en ellas se traducen los “genes culturales” con los que se ha de establecer la libre interacción social en la cultura. No por nada son las instituciones un contexto en el que se dirimen las diferencias y con su cambio de reordena la gobernanza (Ruano, 2002) en la sociedad.

En estas condiciones, la gobernanza aparece como una forma de gobierno (en su sentido más amplio) en la que la coherencia de la acción pública (la definición de problemas, la toma de decisiones y su ejecución) no pasa por la acción aislada de una elite político-administrativa relativamente homogénea y centralizada, sino por la adopción de formas de coordinación a distintos niveles y multiactorial, cuyo resultado, siempre incierto, depende de la capacidad de los actores públicos y privados para definir un espacio común, de su capacidad para movilizar expertos de orígenes diversos y de implantar modos de responsabilización y de legitimación de las decisión, a un tiempo en el universo de la política electoral y de la política de los problemas. Así, los espacios políticos supranacionales se revelan como escenarios privilegiados en los que se desarrollan estas nuevas formas de acción pública que pondrían de manifiesto la transformación de las formas de representación en las sociedades complejas y, en particular, la tendencia a la ruptura entre la esfera de las políticas públicas y la esfera de la representación política (en el sentido de la constitución de un vínculo social de pertenencia entre el individuo y la sociedad), lo que implica una mayor opacidad e incertidumbre en los sistemas de representación de intereses. (Ruano, 2002)

Las redes institucionales propician el incremento del capital cultural (Bourdieu, 2000) y con ello el desarrollo de la sociedad, su origen no se encuentra en un acontecimiento fortuito, por el contrario es una acción deliberada la que da paso a una morfología social en la que el espacio geográfico se trastoca y transmuta, dando lugar a nuevas formas de organización social, en la que ya no es posible aplicar los antiguos modelos de crecimiento.

Para Sergio Boisier (2005), la llamada globalización está plagada del desarrollo local, y por lo tanto no es posible apartarse de una realidad nacional sin considerar que la interacción de las grandes escalas se ven expresadas en las iniciativas locales, porque es ahí donde la cultura encuentra sus reservorios, sus puntos de encuentro consigo misma, es decir, donde la cultura se hace significado.

Desde el punto de vista cultural y de identidad el territorio también se valoriza; eso sí, dentro de una dialéctica globalizadora producida por la confrontación entre las tendencias a la homogeneización tanto tecnológicas como culturales y la defensa del ser individual y colectivo. ¿Quién se quedaría impávido ante una pérdida completa de la identidad, reemplazada por una alienación total? ¿Quién vería con indiferencia la pérdida de la nacionalidad a favor de una imaginaria ciudadanía corporativa? ¿Quién preferiría ser “ciudadano de la Coca-Cola o de la Mitsubishi” en vez de ser chileno, o argentino, por ejemplo? Entre la alienación total y la marginación completa surgen el sincretismo y la cultura “híbrida” de García Canclini. Al contrario de lo que sostiene Bauman, ser local en un mundo globalizado no es una señal de penuria y degradación social. (Boisier, 2005)

Considerar que una sociedad incorpora Redes Institucionales en su estructura burocrático-administrativa implica necesariamente trascender a la simple interconexión de funciones entre las instituciones, para llegar a concebir la toma de decisiones como una actividad compartida en la que se privilegian los objetivos por encima de las desigualdades sociales.

Quienes como Boisier (2005), reconocen las condiciones cambiantes en las que se encuentra el contexto de la economía global observan inmediatamente que la organización en las que se encuentran establecidas las instituciones, en el marco del estado-nación heredado de la modernidad, no es suficiente para tomar decisiones que sean efectivas en un entorno que cambia día a día, aspecto que nos indica que la fractura de la planeación estatal y su sustitución por la planeción estrategica ha fracasado, dando pie a la búsqueda de alternativas en el marco del neokeinesianismo.

La globalización, para sus teóricos, supone creciente flujos internacionales de capital y tecnologías y una aplicación de los mercados internacionales y de la competencia. Esto está creando la necesidad de ajustes económicos más rápidos y más profundos que en el pasado. Al mismos tiempo, el desempeño de las regiones y de las ciudades aparece como menos ligado a la suerte de la economía nacional y más afectado por los acontecimientos internacionales. La globalización está cambiando la racionalidad de la intervención pública en términos de cómo regular la economía y cómo colocar las políticas públicas en su ligar es decir, cómo reconocer competencias subnacionales. (Boisier, 2005)
Las redes institucionales, no son una simple acomodación organizacional o distribución de funciones en un entramado social, no es el traslado de una metáfora sociológica de la sociometría al discurso de las organizaciones, es ante todo la respuesta a un contexto de ampliación en el intercambio de información y la necesidad de que las estructuras sociales acumulen el capital cultural de una manera más rápida y racional.
El establecimiento de una red de instituciones da paso a una red institucional cuando se cumple principios básicos, uno de ellos, el de la horizontalidad de los actores es uno de los más importantes, porque de esta manera son los iguales los que establecen puntos de intercambio (Nodos) en los que se parte de la libre generación de conocimiento para incremento continuo de la eficiencia del sistema y los subsistemas que de él dependen.
En este sentido estamos de Acuerdo Cuando Martha Rizo García (2000), cuando afirma que “el atributo fundamental de una red es la construcción de interacciones para la resolución de problemas y satisfacción de necesidades. Su lógica no es la de homogeneizar a los grupos sociales, sino la de organizar a la sociedad en su diversidad, mediante la estructuración de vínculos entre grupos con intereses y preocupaciones comunes. De alguna manera, las redes implican un desafío a la estructura piramidal, vertical, de la organización social y proponen una alternativa a esta forma de organización que pueda hacer frente a las situaciones de fragmentación y desarticulación que se vive en la actualidad.”
La imposibilidad de simular las redes institucionales, no es un detente para modelarlas o establecer mecanismos que propicien su desarrollo, en todo caso podemos afirmar que su existencia requiere de la combinación de dos aspectos concretos un milleu cultural altamente saturado de conocimientos y un hilo (iniciativa) que lo mantenga unido durante el proceso de establecimiento de la red, en este sentido las redes y los cristales, con sus formas quirales, son muy parecidos, he incluso podríamos decir que tienen la misma fragilidad.


Referencias:


BOISIER, Sergio ¿Hay Espacio para el Desarrollo Local en la Globalización? Revista de la C E P A L 8 6, Agosto de 2005.
BOURDIEU, Pierre. Capital Cultural, Escuela y Espacio Social. México: Siglo XXI, 2000.
HINTZE Jorge, Modelos Organizativos y Redes Institucionales, Ponencia presentada en el XII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, República Dominicana, 2007.
JASSO, Javier, Relevancia de la Innovación y las Redes Institucionales, Revista Aportes enero-abril, BUAP, 2004
MÉNDEZ, Ricardo, Et. Al, Redes socio-instucionales e innovación para el desarrollo de las ciudades intermedias, Revista: CIUDAD Y TERRITORIO Estudios Territoriales, XXXVIII (148) 2006, España
MOLINA, José Luís. Presentación. El análisis de redes sociales en España y Latinoamérica. Revista Redes , vol. I, 2001.
MOLINA, González José Luis. Redes Personales: contribuciones, métodos y perspectivas. Empiria: Revista de metodología de ciencias sociales . ISSN 1139-5737, Nº 10, España, 2005, p. 71-106.
MOLINA, José Luís y MOLINA, Hugo Valenzuela. Invitación a la antropología económica. Barcelona: Editorial Bellaterra, 2007.
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http://www.unisangil.edu.co/index2.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=68&Itemid=438 (Consulta 12/08/09)
RIZO, García, Martha (2000) Redes Una Aproximación al Concepto.
http://sic.conaculta.gob.mx/centrodoc_documentos/62.pdf
RUANO de la Fuente, José Manuel (2002) “La gobernanza como forma de acción pública y como concepto analítico”; VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal. 8-11 de Octubre
STACHOWICZ, Jan, Et. Al. Social – cultural aspects of the functioning of an institutional network, which is the base for the regional pro-innovating strategy implementation. ERSA 2002, Dortmund/Germany, August

miércoles, 16 de septiembre de 2009

De las Instituciones en Red a las Redes Institucionales. (I/II)


Francisco Morales Zepeda

El concepto de red institucional (institutional network) lo presentamos por primera vez en 2002 en una propuesta de tesis de maestría en la Universidad Autónoma de Sinaloa, cuando el tema de las redes estaba dominado por las concepciones sistémicas, que veían en las redes la conformación del conocimiento o una metáfora meramente organizacional. De entonces a la fecha distintos investigadores en América Latina (Heilen, 2006; Hintze, 2007) y en el mundo (Stachowicz, 2002), han contribuido al desarrollo de esta tema, unos en el ámbito del desarrollo de las organizaciones, y otros, como un servidor, en el ámbito de la geografía económica y el desarrollo regional.

Haciendo un repaso de las definiciones que podemos encontrar al respecto de las redes institucionales, encontramos, que todos los autores coinciden en que estamos trabajando con el capital social, la cultura y el entorno institucional de la sociedad.

La definición de Helien Parra (2006) “Las redes institucionales son por esencia grupos humanos formalmente interconectados para crear y mantener un espacio de intercambio con el fin de lograr actividades específicas y metas comunes. Son una forma de asociar y unir esfuerzos con base en la confianza y las relaciones. Las redes se basan en una relación clara y determinada, la cual puede ser funcional o de roles. La red total constituye el contexto de limitaciones, oportunidades e influencia sobre los actores. Existen tres tipos de redes en una organización: las redes de actividad, las sociales y las de formación.”

Helien Parra, comparte el principio de intercambio entre instituciones, es decir, la superación de las redes interpersonales, lo que implica establecer un tejido social en el que se soportan las actividades de un sector económico y cultural que permite que la sociedad maximice los recursos en un rubro específico.

Por otra parte, Jorge Hintze (2007) no hace una distinción entre las organizaciones y las instituciones, aspecto que considero imprescindible para establecer un papel jerárquico en la toma de decisiones en lo que respecta a la administración del territorio y con ello, la transformación de la percepción y la cultura de los ciudadanos.

Ahora bien ¿qué ocurre cuando, a la inversa, los principales mecanismos de articulación de las instituciones no son jerárquicos sino contractuales?: aparece un nuevo modelo organizativo, la red institucional. Las redes institucionales son conjuntos de organizaciones o instituciones que participan, como corresponsables en procesos de trabajo comunes destinados a satisfacer necesidades de terceros, asignando a ellos parte de sus recursos según acuerdos no esporádicos y formalizados en los que las partes puedan exigirse mutuamente cuentas acerca de su cumplimiento. En otras palabras, no se trata de acuerdos sobre sólo sobre los productos sino también sobre las formas de la integración en los procesos. Ésta es la esencia de las redes. (Hintze, 2007)

Este principio de “acuerdos no esporádicos” del que parten las instituciones es el que permite afirmar que las redes institucionales transforman el tejido social y con ello modifican las conducta colectiva de la sociedad, moldeando la demanda el comportamiento colectivo, a través de la acumulación de capital social.

(…) mientras el enfoque de redes tiende a considerar al capital social como variable independiente que conduce tanto a resultados positivos como negativos a partir de su propia dinámica, la perspectiva institucional considera que la vitalidad de las mismas es en buena medida resultado de su contexto político, legal, y organizacional, en definitiva, del contexto institucional local (WOOLCOCK &NARAYAN, 2000). (Méndez, 2006)

La condición endógena de las redes institucionales es referida por Méndez (2006), al considerar las condiciones en la que se desenvuelven las mismas en el contexto de un territorio específico, en el cual no es posible insertar de manera artificial las redes institucionales a partir de suplantarlas con el clientelismos de las redes sociales o personales.

(…) el contexto institucional local —en forma de reglas, normas, convenciones y organizaciones formales— establece las bases de regulación del sistema territorial, “enviando señales” a los ciudadanos que invitan al compromiso, la participación y la cooperación. Sin embargo, las características del contexto institucional pueden favorecer también que las redes sociales desarrollen su potencial clientelar (Trigilia, 2001:6), llegándose a afirmar incluso que la intervención estatal puede destruir redes sociales prometedoras y socavar normas sociales útiles desde el punto de vista del desarrollo (Evans, 1996:4). (Méndez, 2006)

Las redes institucionales no son entes artificiales de los que podemos hacer uso a partir de un conjunto de políticas públicas, son el resultado de un compromiso compartido por el desarrollo, de ahí que no sea posible suplantarla con estructuras clientelares construidas al amparo del erario público o privado, el desarrollo no se simula.

La relación que guarda la cultura y el territorio con las redes institucionales nos permite afirmar que hay condiciones específicas y que son ineludibles para el desarrollo de las mismas, entre estas condiciones encontramos:

1. Compromisos éticos y morales con la honestidad
2. Valores sociales compartidos
3. Compromiso con la legalidad
4. Reconocimiento y apoyo al desarrollo intelectual
5. Ejercicio de la ciudadanía y el pensamiento crítico

Las sociedades que han desarrollado estos aspectos, junto con otros, en los que se pondera el trabajo y el esfuerzo como elemento fundamental, son las sociedades en las que la redes institucionales son un paso “natural” en el desarrollo de las mismas.


Referencias:

HINTZE Jorge, Modelos Organizativos y Redes Institucionales, Ponencia presentada en el XII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, República Dominicana, 2007.
JASSO, Javier, Relevancia de la Innovación y las Redes Institucionales, Revista Aportes enero-abril, BUAP, 2004
MÉNDEZ, Ricardo, Et. Al, Redes socio-instucionales e innovación para el desarrollo de las ciudades intermedias, Revista: CIUDAD Y TERRITORIO Estudios Territoriales, XXXVIII (148) 2006, España
MOLINA, José Luís. Presentación. El análisis de redes sociales en España y Latinoamérica. Revista Redes, vol. I, 2001.
MOLINA, González José Luis. Redes Personales: contribuciones, métodos y perspectivas. Empiria: Revista de metodología de ciencias sociales. ISSN 1139-5737, Nº 10, España, 2005, p. 71-106.
MOLINA, José Luís y MOLINA, Hugo Valenzuela. Invitación a la antropología económica. Barcelona: Editorial Bellaterra, 2007.
PARRA, Riveros Hilein Redes Institucionales y Gestión Institucional
http://www.unisangil.edu.co/index2.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=68&Itemid=438 (Consulta 12/08/09)
STACHOWICZ, Jan, Et. Al. Social – cultural aspects of the functioning of an institutional network, which is the base for the regional pro-innovating strategy implementation. ERSA 2002, Dortmund/Germany, August

sábado, 29 de agosto de 2009

La Gestión de Redes Institucionales y la Planeación Territorial

Dr. Francisco Morales Zepeda

La condición endógena de las redes institucionales reclama del territorio vocación para que se establezcan en él las instituciones que permitan una “coordinación” institucional en el manejo de la información y el conocimiento en un espacio geográfico especifico.

Cuando hablamos de planificar el desarrollo, nos enfrentamos inmediatamente a un discurso ideológico que ha partido de la visión empresarial en el marco del discurso empresarial que ha dominado los debates en las ciencias sociales desde la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI, enfrentamiento que no ha permitido llegar al entendimiento en los primeros años del siglo XXI.

En los planteamientos clásicos, marxistas-leninistas y keynesianos en materia económica es poco estudiado el papel que el territorio juega en el desarrollo económico, así como las limitaciones que éste impone al capital. En todo caso estos planteamientos teóricos establecen la importancia del espacio geográfico en función de la escasez de los recursos naturales para su explotación por los sistemas productivos.
Los geógrafos y los arquitectos ha impulsado el concepto de planeación territorial desde mediado del siglo XX, una definición de este concepto elaborada en 1970 por el arquitecto Rolando I Rioja lo define como:

“El planeamiento, tomado con sentido territorial, es el ordenamiento del desarrollo de los diversos hechos urbanos, regionales o nacionales según sea su escala de aplicación, en el espacio, con previsión de resultados en el tiempo. Planificación es una actividad gracias a la cual el hombre que vive en sociedad se esfuerza por dominarse y modelar debidamente su futuro colectivo por medio del poder de la razón. Estos son los únicos que se postulan en torno a al planeamiento o a la planificación, pero pueden orientarnos en relación a dos campos de actividad: más en lo territorial uno, más en lo social otro, pero que son totalmente complementarios”
Es quizás en el territorio europeo en el que la planificación territorial se ha desarrollado con mayor profundidad, desde la aplicación del plan de reconstrucción “Plan Marshall” tras la II Guerra Mundial, los países Europeos han tenido que definir los nuevos patrones de acumulación de capital en el territorio, que en un principio consistieron en el desplazamiento de una base energética en el carbón hacia los hidrocarburos, y a partir de la desindustrialización de los años 80’s una tendencia a la tercerización de las economías.
La planificación para el desarrollo regional en la Unión Europea, con la conformación de la Euroregión se ha basado en la corrección de los desequilibrios, para ello se han desarrollado desde 1972 un conjunto de políticas cuyos antecedentes de deben buscar en los acuerdos que precedieron a la Segunda Guerra Mundial. En el año de 1947 casi todos los países de Europa Occidental unen esfuerzos para crear un comité de coordinación europea, que en 1948 constituye la Organización Europea de Coordinación Económica OECE, que aparece conjuntamente con el Plan Marshall (Plan diseñado para la reconstrucción de Europa). En este marco se desarrolla entre el 7 y el 10 Mayo el Congreso de la Haya. De éste congreso salió el impulso decisivo para la creación del Consejo de Europa, cuyo estatuto fue firmado en Londres el 5 de mayo de 1949.

De una manera resumida diremos que de 1949 a 1992 se firmaron dos acuerdos más que dieron cuerpo a la Unión Europea. Éste último es El Acta Única, que sienta las bases de la cooperación entre los estados europeos y las regiones que la conforman; en este acuerdo se establece:
1) En el terreno institucional, consagra la existencia del Consejo Europeo, es decir, la reunión periódica de Jefes de Estado y de Gobierno, como el organismo donde tienen lugar las grandes negociaciones políticas entre los estados miembros y se toman las grandes decisiones estratégicas. El Parlamento Europeo vio también ligeramente reforzados sus poderes.
La principal medida quedaba recogida en el siguiente artículo: "la comunidad adoptará medidas encaminadas al progresivo establecimiento del mercado único durante un período que concluirá el 31 de Diciembre de 1992... –lo que significará- un área sin fronteras en el que el libre movimiento de bienes, personas, servicios y capital esté asegurado". Esta ambiciosa aspiración, concretada en 282 medidas concretas, fue ampliamente alcanzada en el plazo previsto. El mercado común se hacía una completa realidad.
2) Se arbitraron medidas para coordinar la política monetaria de los estados miembros, preparándose el camino hacia el objetivo de la Unión económica y monetaria.
3) Por último, el Acta Única aprobó diversas iniciativas para promover una integración en el terreno de los derechos sociales (salud y seguridad de los trabajadores), la investigación y tecnología, y el medio ambiente.
Para conseguir el objetivo de una mayor cohesión económica y social entre los diversos países y regiones de la Comunidad se acordó la reforma y el apoyo financiero a los denominados Fondos estructurales (Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícolas (FEOGA), Fondo Social Europeo (FSE) y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), ya creado en el Tratado de Roma.

La política de cohesión territorial llevada adelante por la Unión Europea desde su fundación se ha basado en una estrategia territorial, la cual consiste en un conjunto de medidas que permiten la transferencia de fondos comunes de las regiones con mayor ingreso percapital a las de menor ingreso.

A pesar de haber transcurrido más de un siglo desde los primeros intentos por establecer periodos históricos en el análisis del desarrollo económico de los pueblos en la historia económica del capitalismo- por lo menos desde el análisis del capital por parte de Carlos Marx –, los modelos socioeconómicos en los que ha sido caracterizado del capitalismo desde el estatismo al neoliberalismo, no han podido incorporar una propuesta que reconozca al territorio y al espacio geográfico en la planificación neoeconómica, aspecto que es aún tarea pendiente con mayor énfasis en los países subdesarrollados.

Hoy se reconoce que en el desarrollo de los pueblos la naturaleza y el territorio son factores “límite” en los que se desenvuelven los aspectos socioculturales y económicos que influyen en la toma de decisiones para la inversión que enajena o catapulta la generación de riqueza y su distribución en las sociedades, aspectos, ambos, que determinan en gran medida el bienestar o la desgracia de dichos pueblos.
El modelo de Planificación Territorial, se aplica principalmente a un nivel municipal o comarcal, definiendo cada uno de los espacios en los cuales habrá de presentarse las actuaciones (desarrollo de proyectos) de la industria y los servicios; basándose en un control restricto del uso del suelo.
Consideramos, pues, que la interacción que se establece en cada actividad productiva (con su propio escenario de desarrollo) que involucra a dependencias gubernamentales, centros de investigación y productores, son la base en la que evolucionan las Redes Institucionales. Concepto éste que incorpora parte de las condiciones endógenas en las que se establece la vinculación entre los distintos factores que intervienen en el desarrollo regional.

El desarrollo de las innovaciones en el mundo se encuentra concentrado geográficamente en los países desarrollados; su transferencia a los países subdesarrollados se establece a través de un intrincado conjunto de relaciones comerciales en las que las relaciones de explotación de patentes y formación del personal científico-técnico, es cada vez mayor: determinada por la demanda de los sectores productivos en cada región.

Las redes institucionales, ha sido retomado por distintas comunidades de investigadores en el mundo en el transcurso de estos años (por lo menos en los primeros cinco del siglo XXI), el concepto ha formado parte de las preocupaciones del Departamento de Ciencias Sociales de la Roskilde University en Dinamarca, a través del seminario Network Instituciona Theory que contiene un conjunto de aportaciones, entre las que hay que destacar las de Klaus Nielsen, Bruno Théret, Grahame Thompson, a partir de las cuales nos ha sido posible acercarnos con mayor facilidad a un concepto, que hasta 2006, considerábamos que construíamos desde nuestros propios referentes.

El concepto de “Red Institucional” nos permite establecer un campo de conocimiento en el que el planteamiento metodológico interparadigmático (Morales, 2007), se ve integrado por las aportaciones desde la economía institucional de North Douglass (1993): según su definición de las instituciones como el entorno de negociación y decisión de los intereses sociales; así mismo, establecer que las condiciones psicológicas en las que se establece la complejidad de las redes institucionales, cuentan con una base sociocultural e histórica que le permiten establecerse cabalmente en la Ley de la Doble Formación de la que se derivan los conceptos de “zona de desarrollo real” y “zona de desarrollo próximo” de Lev S. Vygotsky (2000), con los que interactúan los individuos en un contexto sistémico, en cuyos límites (Luhmann, 2002) se establecen, por la incorporación de nuevas tecnologías a los procesos productivos, aspectos que nos indican el desarrollo en que se encuentran los procesos tecno-científicos (Santos, 2000) y el contexto económico regional (Krugman, 1999).

Es importante considerar las diferencias en las pautas por las que el territorio orienta los procesos de conformación de redes sociales y redes institucionales (sistema legal, sistema tecnológico-científico, sistema educativo, normas y valores sociales y religiosas, entre otros), estas pautas son de carácter sociocultural, es decir, son procesos culturales que se constituyen en el andamio en el que se desenvuelven los procesos sociales, de lo que se deriva que toda actividad productiva que existen en un espacio geográfico es guiada por conceptos abstractos que hacen factible la realización de los mismos.

La organización del espacio económico en los países desarrollados -tanto urbano como rural- es producto de la desindustrialización que da paso a un territorio multicentrico en el que la traslación de las actividades productivas es cada vez más intensa. Este fenómeno ha sido abordado por distintos autores (Scott, 1993; Storper, 1989; Krugman 1999; Méndez, 1997), que reportan en sus trabajos que la aglomeración de los procesos productivos influye en el desarrollo regional, por lo que aquellos territorios que cuenten con un mayor número de sinergias (infraestructura urbana, fortaleza institucional, alta cultura, tradición, sistemas financieros consolidados, entre otros aspectos) podrán acceder a la movilidad de capitales.
La consolidación de los procesos productivos parte de entornos socioculturales en los que las “reglas del juego” son claras, y ello es únicamente posible a partir de la consolidación de las instituciones. Basándonos en la definición de institución de North Duglass (1990) consideramos a éstas como reguladores de los actores económicos que influyen en los costos de transacción y producción; determinan pues, las externalidades positivas o negativas en las transacciones comerciales.

“Las instituciones son las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana. Por consiguiente, estructuran incentivos en el intercambio humano, sea político, social o económico. El cambio institucional conforma el modo en que las sociedades evolucionan a lo largo del tiempo, por lo cual es la clave para entender el cambio histórico”. (Douglass, 1990)

Las instituciones para Douglass tiene un referente en las sociedades en que evolucionan o son creadas, pudiendo ser formales o informales, en cualquiera de los dos casos las instituciones influyen en la estructura económica a partir de colocar limites a la conducta humana, prohibiendo su actividad o estableciendo las forma en las cuales debe realizar una actividad.

Douglass hace una distinción clara entre Organismos e Instituciones, a los primeros los coloca haciendo una analogía con el juego como encargados de “modelar las estrategias y las aptitudes del equipo” (Douglass, 1990), es decir, la organización se crea y surge en momentos coyunturales o de oportunidad en un sector.

“En los organismos se ubica a los cuerpos políticos (Partidos políticos, el Senado, el Cabildo, una agencia reguladora), cuerpos económicos (empresas, sindicatos, ranchos familiares, cooperativas), cuerpos sociales (iglesias, clubes, asociaciones deportivas), cuerpos educativos (escuelas, universidades, centros vocacionales de capacitación). Son grupos de individuos enlazados por alguna identidad común hacia ciertos objetivos”. (Douglass, 1990)

A las instituciones Douglass las coloca como espacios para modelar la creación, la evolución y las consecuencias de las reglas, de ahí que éstas se encargan de definir qué organismos cobran vida y en qué marco de normas evolucionan. La interacción entre los organismos y las instituciones se da a partir de que los primeros son agentes del cambio institucional, a partir de que éstos se crean con un propósito deliberado como consecuencia de la oportunidad. Por lo que la teoría económica de las instituciones de Douglass se enfoca al referente de las decisiones humanas y por tanto en la conducta, enfatizando en el hecho de que dichas instituciones se ven influidas por la tecnología empleada por el individuo en la producción, con consecuencias en los costos de transacción. El Cambio Institucional se expresa en la permanente evolución de las instituciones, lo que a su vez define la modificación de los códigos de conducta y normas de comportamiento a través de leyes estatutarias, derecho escrito y contratos entre individuos.

“El cambio institucional es un proceso complicado porque los cambios habidos al margen pueden ser consecuencia de los cambios en cuanto a normas, limitaciones informales y diversas clases de efectividad y observancia coercitiva, además generalmente las instituciones cambian de un modo incremental y no de un modo discontinuo. Cómo y por qué cambian incrementalmente y por qué razón inclusive los cambios discontinuos (tales como revolución y conquista) no son nunca totalmente discontinuos son un resultado del encajonamiento de limitaciones informales en la sociedad”. (Douglass, 1990)

Son estas limitaciones informales las que se expresan en las formas socioculturales de organización de la sociedad, en donde las costumbres y los hábitos definen las formas en las cuales una cultura aborda y genera estrategias para modificar la naturaleza a través del trabajo y las herramientas con las cuales aborda esta labor.

“Aunque las normas formales pueden cambiar de la noche a la mañana como resultado de decisiones políticas o judiciales, las limitaciones informales encajadas en costumbres, tradiciones y códigos de conducta son mucho más resistentes o impenetrables a las políticas deliberadas. Estas limitaciones culturales no conectan el pasado con el presente y el futuro, sino que nos proporcionan una clave para explicar la senda del cambio histórico”. (Douglass, 1990)
Se considera a las Redes Institucionales como el conjunto de interacciones y vínculos de carácter legal (convenios y contratos) que obligan a instituciones de una misma sociedad a establecer oficinas, departamentos o centros de investigación para la toma de decisiones.

Las Redes Institucionales se caracterizan por:

1. Desarrollarse en sociedades en las que el tamaño de la economía (flujos de capital y de transacciones comerciales) hace necesario un mayor control en la generación, distribución y aplicación de los bienes de capital y de consumo, para asegurar el prestigio de las mercancías en los mercados.
2. Contar con un entorno científico-tecnológico que le permita sostener una red física para los procesos de comunicación entre los miembros.
3. Orientarse por las pautas que la tecnología establece a la gestión y comercialización de nuevos productos en el mercado, tanto en la producción como en la distribución y la comercialización.
4. Estar soportadas en una cultura de la legalidad, en la que la sociedad tiene regida su conducta, basada no sólo en el prestigio o los valores, sino también en la exclusión social.
5. Establecerse a partir de tres o más instituciones reconocidas en el marco de las leyes de una sociedad, las cuales tienen la capacidad de modificar conductas y pautas de decisión en la sociedad en la que se constituyen. De ahí que una red institucional deber contar con un mandato legal que guíe su actuar en la sociedad.

Las relaciones humanas se encuentran mediadas por las instituciones, que a su vez se soportan en cánones que han sido elaborados a lo largo de miles de años por la humanidad (desarrollo filogenético), los cuales, son compartidos por los miembros de una sociedad a partir de un mecanismo de herencia social (educación) que busca orientar la vida de los individuos en cada sociedad (desarrollo ontogenético), este conjunto de saberes son la cultura. El desarrollo y crecimiento de las instituciones en cada sociedad cuenta con su propia historia, sus pautas de crecimiento pueden llegar imitarse, pero su desarrollo no. Toda vez que éste último se soporta en el conocimiento socialmente compartido, no se puede simular, requiere que la sociedad participe en su constitución.

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lunes, 10 de agosto de 2009

De las Redes Institucionales a la Gestión de Redes Institucionales


Dr.Francisco Morales Zepeda


Redes Institucionales

El concepto de Red Institucional (Morales,2007), se deriva de los estudios de redes sociales (Hanneman, 2000, Molina, 2001, 2007; Vélez, 2008) que se centran en los estudios de redes personales y egocéntricas, las primeras producto de la interacción entre seres humanos independientemente del territorio en el que se desarrollan; mientras que en las segundas el territorio juega un papel importante en su organización y morfología.

Las redes sociales (personales y de capital social, o egocéntricas), son el contexto social ordinario en el que se desarrollan las relaciones humanas, están sustentadas en la cultura de los pueblos, su amplitud y niveles de interacción depende de las condiciones materiales en las que se desarrollan dichas redes.

“La corriente de redes sociales como abordaje metodológico permite la confluencia de otro sector importante de la teoría que propone describir y graficar las relaciones sociales que construyen o impiden el surgimiento de una economía basada en el conocimiento. Las principales preocupaciones de esta corriente han sido las relaciones ínterorganizacionales, las redes de políticas públicas (policy networks Rhodes y Marsh 1995, entre otros), redes de innovación (knowledge or innovation networks, Casas 2001), Actor-Network Theory (Law:1999) y las redes que se configuran a partir del capital social (Burt 2000, Lazega:2004). Estas estructuras fotografiadas a partir de la graficación de las relaciones, permiten describir trayectorias de los actores, sus interacciones en términos de intercambio de recursos entre las organizaciones, y los lazos interpersonales de afecto y confianza entre los sujetos o relaciones de poder en las que se involucran sujetos y objetos (Actor-Network Theory).” (Vélez Cuartas, Gabriel, 2008)

En nuestro caso, el concepto de redes institucionales define no sólo el proceso de evolución de la complejidad histórica de la sociedad, sino también, la consolidación del tejido social en el que se trastoca y transforma permanentemente a la sociedad, a partir de la morfología especifica de la interacción interinstitucional.

Dentro de las condiciones que definen a las redes institucionales, se encuentra como aspecto principal, que el desarrollo de las redes institucionales no pueden trasladarse denominativamente de un espacio geográfico a otro, de ahí que sea necesario establecer condiciones mínimas para propiciar el desarrollo de las mismas.

Las redes institucionales son una consecuencia directa del desarrollo del capitalismo, por lo que no es posible encontrar dichas estructuras (morfologías) institucionales en los entornos sociales subdesarrollados, al no existir en dicha sociedades la capacidad de formar “nodos” para la incorporación de un entramado reticular.

Otra de las características de las redes institucionales es que se desarrollan dentro de un contexto social específico, inmersas en una cultural que las reclama como forma de organización, es decir, no podemos hablar denominativamente de redes institucionales en sociedades que no cuentan con un intercambio elevado de relaciones (políticas, económicas y socioculturales).

Al ser las redes institucionales una forma de dimensionar el desarrollo de una sociedad, su condición endógena nos permite establecer la necesidad de una autorresponsabilidad del desarrollo de la sociedad, por lo que no podemos mantener una actitud pasiva ante la ineficacia en la gestión del desarrollo socioeconómico por parte de quienes administran las políticas públicas de un país.

Es importante enfatizar que la interacción que se establece en cada actividad productiva, en su propio escenario de desarrollo, involucra necesariamente a un conjunto de dependencias gubernamentales, centros de investigación y productores, cuya interacción son la base en la que evolucionan las redes institucionales, concepto que permite estudiar las condiciones endógenas en las que se genera la vinculación entre los distintos factores que intervienen en el desarrollo regional: territorio, cultura, trabajo, capital, entre otros.

Dentro de los aspectos centrales en las redes institucionales es la generación de capital social (Bourdieu, 1979), concepto a través del cual se puede comprender las relaciones que se presentan en el territorio para el desarrollo de los espacios productivos. Las redes institucionales, son un concepto evaluador de los procesos de desarrollo del tejido social en su relación con su desarrollo político, económico y sociocultural, aspectos que son indivisibles de las condiciones de evolución del espacio geográfico.

En el momento en que una sociedad reclama mayores flujos de información (conocimiento), es imperativo estructurar redes institucionales, con la interacción entre instituciones, cuya condición principal es soportar la herencia cultural de la sociedad en la que se conforman. Las redes institucionales representan al tejido social en su condición de metaconciencia, en cuyo marco de referencia interactúan una amplia gama de redes sociales, cuya normalización está dada por las normas establecidas en las instituciones.

El incremento en la interacción económica en los procesos productivos, reclaman que se presenten transformaciones en la organización de las instituciones encargadas de gestionar la incorporación y el uso, no sólo de nuevas tecnologías en el territorio, también pautas de organización del espacio geográfico.

La condición germinal en las que se establece el desarrollo de las Redes Institucionales están presentes en las sociedades humanas -aún en su formas más incipientes-, desde el surgimiento de las primeras aldeas, no como un elemento al que inevitablemente habría de llegar toda sociedad, pero sí, como una trayectoria en la complejidad histórica al que las posibilidades de la evolución social coloca en el camino de la humanidad.

La evolución de las redes institucionales en la historia de las sociedades, está relacionada con los procesos culturales de las mismas, es decir, con los procesos inter e intrapsicológicos (L. S. Vygotsky, 2003) que permiten al ser humano apropiarse de los significados que le da la cultura a la cual pertenecen, y de ahí, también su complejidad histórica.

Con la intención de esquematizar la evolución de las redes institucionales, es factible considerar que éstas requieren de un basamento social en el que se presentan saltos cualitativos o “revolucionarios” que dan origen a una nueva etapa de desarrollo próximo. Los “saltos” son concéntricos en cada una de las fases del desarrollo de la sociedad.

Es posible entonces imaginar las distintas fases en las que se soporta el crecimiento de las redes institucionales como un todo histórico, en el que cada una de las fases precedentes habrá de definir la composición, cobertura y solidez de las que le continúan.

La organización del espacio geográfico, en el capitalismo en su etapa de economía abierta (economía de mercado) se presenta en una desintegración vertical y horizontal de la línea de producción de los procesos productivos, lo que trae como consecuencia un entorno de competencia en la subcontratación de los servicios.

Por definición las redes institucionales consideramos a un intricado conjunto de interacciones entre instituciones que se concreta en la coordinación de cada una de ellas para soportar el desarrollo económico y sociocultural en una escala regional.

La producción requiere cada vez más de mecanismos organizacionales que le permitan al productor gestionar la Ciencia y la Tecnología en función de escenarios prospectivos que tomen en cuenta las tendencias de desarrollo y técnicas de producción del sector agrícola, de ahí que el desarrollo de redes institucionales en las que la vinculación entre Centros de I+D (Investigación y Desarrollo), Universidad, agroindustria y gobierno se considera fundamental para la incorporación y desarrollo de la nuevas tecnologías, enfatizando en un mayor valor agregado para los productos que se comercializan en el mercado mundial. ¿Cómo se forman estas redes? ¿Por qué surgen en un ámbito territorial y en otro no?

En este contexto, se considera que las instituciones no deben ser tomadas como factores “dados”, sino que evolucionan juntamente con otros fenómenos sociales y económicos complejos, por lo que es fundamental situar los agentes, sus identidades, estrategias o tácticas en un contexto estratégico-relacional más amplio (Jessop, 2001). Este punto de partida explica el creciente interés de la Geografía Económica por las formas en que las interacciones sociales entre agentes han conformado el desempeño económico,planteamiento que se define como "vuelco relacional" (Boggs y Rantisi, 2003; Bathelt y Glücker, 2003). (Salom y Albertos, 2000)

Como hemos expresado en los párrafos anteriores, las redes institucionales no pueden ser trasladadas de un entorno geográfico a otro, su condición endógena es una condición sin ecuanon para que el tejido industrial “despegue” en un territorio, representan el desarrollo sociocultural de una sociedad, de ahí que no sea posible simular la presencia de redes institucionales.

Gestión de Redes Institucionales

En los entornos sociales en los que las redes institucionales son débiles se encuentra una relación directa con el bajo desarrollo científico y tecnológico y a su vez, presentan una baja productividad industrial, con un producto interno bruto que en gran medida dependen del sector de los servicios, seguido del sector primario, aspecto que claramente nos indica la relación que existe entre desarrollo y transformación de las materias primas.

Es importante distinguir el concepto de red institucional de la llamada relación “triple hélice” (universidades, empresas y gobierno), las redes institucionales son órganos desarrollados en la interacción entre estructuras sociales heredadas históricamente por la sociedad a la que pertenecen y es difícil trasladarlas, mientras que los enlaces triple hélice (Etzkowitz y Leydesdorff, 1997) corresponden a formas de gestión del conocimiento, son formas de administración cuyo objetivo es organizar el desarrollo de estructuras de interacción entre los cuerpos científicos y las empresas para propiciar condiciones que favorezcan el desarrollo económico.

El concepto de Red Institucional nos permite adentrarnos en el desarrollo de un campo de conocimiento en el que el planteamiento metodológico interparadigmático, es decir, de interacción entre paradigmas de distintas disciplinas, se estructura a partir de las aportaciones de la economía institucional y el neoinstitucionalismo (Douglass, 1993; Rothstein, 1996); que considera a las instituciones como el entorno de negociación y decisión de los intereses sociales; así mismo, establece las condiciones psicológicas en las que se soporta la complejidad histórica de las redes institucionales, que cuentan con una base sociocultural e histórica que les permiten ser explicadas cabalmente desde la Ley de la Doble Formación de la teoría Sociocultural de Lev S. Vygotsky (2000), de la cual se derivan los conceptos de “zona de desarrollo real” y “zona de desarrollo próximo” con los que interactúan los individuos en un contexto sistémico, aspecto que nos permite retomar el concepto de límite de la teoría General de Sistemas de Niklas Luhmann (2002); que se relaciona así mismo con el proceso de incorporación de nuevas tecnologías a los procesos productivos, aspectos que es retomado por las explicaciones de los procesos tecno-científicos de Milton Santos (2000) y el contexto económico regional de Paul Krugman (1999).

La posibilidad de que se presente una vinculación amplia entre las instituciones en el espacio geográfico está relacionada con la consolidación de una identidad productiva, es decir, con actores sociales (individuos y organizaciones) que pugnen por una estructura social en la que la normalización de las pautas de conducta estén mediadas por aspectos de índole legal e institucional.

North Douglass (1993) en su libro “Instituciones, cambio institucional y desempeño económico” otorga a la cultura el papel de definir las condiciones informales en las cuales encaramos y resolvemos los problemas, es decir, son las condiciones sociales en las que se toman decisiones.
“La consecuencia a largo plazo del procesamiento cultural de la información que está en la base de las limitaciones informales es lo que juega un papel importante en la forma incremental por medio de la cual las instituciones evolucionan y por consiguiente en una fuerte dependencia de la trayectoria”. Añadiendo, “Igualmente importante es el hecho de que las limitaciones informales derivadas culturalmente no cambiarán de inmediato como relación de las reglas formales, como resultado, la tensión de redes formales alteradas y limitaciones informales persistentes produce resultados que tienen consecuencias en la forma en que cambian las economías” (Douglass, 1993).

Las decisiones en una sociedad democrática se toman por conglomerados humanos que abarcan a un número cada vez mayor de individuos, lo que implica un incremento en la complejidad de las instituciones; las cuales son vistas, desde el institucionalismo económico como el espacio que enmarca la función de crear sinergias específicas para cada uno de los sectores de la economía y con ello impactar positivamente en el desarrollo de la sociedad.

Los aspectos que caracterizan a las instituciones, son en primer lugar, que sus funciones están delimitadas por estatutos legales (leyes, códigos, tradiciones), en segundo lugar, la escala de valores, entendidos éstos como la directriz cultural de las instituciones, y en tercer lugar, el más importante, que en las instituciones se entabla la comunicación con base a conceptos abstractos, signos y símbolos con un significado compartido por sus miembros, lo que permite que la estructura formada en un entorno institucional sea considerado parte de la herencia cultural de la sociedad.

Las instituciones son un conglomerado humano representativo de la “matriz cultural” a la que pertenece y determinan la “morfología” del tejido social en el que se desarrolla el milleu cultural de la sociedad, de ahí que en cada territorio se cuente con una nueva estructura social, completamente distinta y que debe ser caracterizada de acuerdo con el contexto histórico en el que se ha desarrollado.

Es posible considerar a “la institución” una categoría con fortaleza epistemológica para establecer una medida de desarrollo de una sociedad, al tomar como punto de partida para esa tabulación la eficiencia que los miembros de la misma tienen en el manejo de la complejidad histórica, a través de lo que Niklas Luhmann (1996) define como la reducción de la incertidumbre en la toma de decisiones.

La temporalidad del desarrollo se encuentra definida por una permanente toma decisiones, en condiciones de cambio perenne, en las sociedades modernas se requiere de instituciones con un conglomerados humanos calificados y de un entorno cultural que posibilite la rotación de la pirámide de poder en las instituciones, aspectos que son el principal obstáculo en las sociedades subdesarrolladas de América Latina.

El soporte para la formación de las redes institucionales se encuentra en la cultural. La sociedad se “desdobla” históricamente, es decir, presenta una evolución semiótica (conceptual), una condición que se explica a partir del papel de la mediación que tiene el lenguaje y el pensamiento como guía de las actividades productivas en el uso de las nuevas tecnologías, insistimos en el hecho de que es posible establecer fases del desarrollo de la sociedad, ilustrándolas a partir de la complejidad histórica que han alcanzado el uso que de las redes institucionales hace la sociedad.

Debemos decir, que si bien, el desarrollo científico-tecnológico representa una importante influencia para las pautas de evolución del espacio, éste debe combinarse con la evolución del tejido social, con el fin de que se establezcan elementos para un desarrollo regional de largo alcance, representado de manera preponderante en las redes institucionales que se establecen para usar y desarrollar las innovaciones tanto de proceso como de producto.

En el actual momento histórico del desarrollo del capitalismo en la que la relación entre la tecnología y la biotecnología, presenta una fase Tecnobiológica (Morales, 2007), en la que la producción de variedades genéticamente modificadas y la comunicación intercelular, pone en marcha un conjunto de redes institucionales que demanda una mayor interacción de las mismas, lo que en el capitalismo avanzado reditúa en altos niveles de producción, pero que en el contexto de subdesarrollo condena a una desigualdad mayor, dada la disparidad en su desarrollo sociocultural.

Conclusiones

La incipiente o robusta presencia de redes institucionales es el resultado de una evolución histórica desordenada de la actividad en la región, lo que a su vez se expresa en políticas públicas dispersas o direccionadas, es decir, una esfuerzo ordenado o la duplicidad de acciones institucionales, lo que necesariamente llevan al constante desperdicio de los recursos técnicos y humanos ante la falta de planeación de la actividad en el estado (nula gestión de redes institucionales).

Las pautas en el desarrollo regional del espacio geográfico está delimitado por la evolución de los sectores productivos de la sociedad; lo que reclama la planeación territorial de la actividad, entendiendo, para ello, que la cultura y la economía van a la par en los procesos productivos, lo que hace imposible que se simule el desarrollo de la sociedad, toda vez, que la práctica de una transferencia tecnológica sin vínculos en las redes sociales, y por tanto sin asidero en las redes institucionales impide que se formen las estructuras que permitan la evolución sociocultural de un país.

La gestión de redes institucionales se presenta como una consecuencia de la evolución de las redes institucionales, no es un modelo de administración pública que se pueda imitar, su presencia no es de orden denominativo, ni producto de una cara denominativa de una toma de decisiones horizontal; la gestión de redes institucionales refieren al devenir histórico de en el desarrollo de la complejidad de la sociedad, es decir la complejidad histórica que reviste el desarrollo de una sociedad.

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lunes, 6 de julio de 2009

Percepción y Espacio en Alumnos de Educación Básica




Dr. Francisco Morales Zepeda

Introducción
Los fundamentos estructuralistas son los planteamientos que orientan las concepciones teóricas de Jean Piaget en la formulación de estructuras que explican el desarrollo del conocimiento como una manera de adaptación del sujeto al entorno, a partir de la interacción del sujeto con el objeto.

El concepto de percepción para Jean Piaget parte de un estudio minucioso de los aspectos que constituyen al fenómeno, considerando que la percepción es parte de las estructuras poco equilibradas o inestables en los estadios del desarrollo del niño y del adolecente, es decir tienen un énfasis mayor en los estadios previos al operatorio formal.

Es en el estadio sensoriomotriz donde la percepción tiene significado a partir de los esquemas sensoriomotores de los que forma parte, al mismo tiempo que es en la inteligencia sensorio-motora y no en la percepción la que fundamenta el desarrollo intelectual posterior.

La percepción es para Piaget un soporte para las estructuras del pensamiento del niño en el estadio sensoriomotriz que se presenta como una de las fuentes de error (debido a los efectos de centración, inconsistencia y distorsiones) en el pensamiento del niño producto de la inmadurez de estructuras, las cuales han de librarse de la inmediatez perceptiva antes de poder alcanzar el nivel superior que se plasma en la lógica del pensamiento operatorio formal.

En el estadio preoperatorio, la percepción se supedita a las estructuras lógicas de la inteligencia, aspecto que permite que el niño elabore una noción de espacio vivido, condición que le permite establecer una relación con el entorno a partir de sí, en un segundo momento (etapa de evolución), de la noción de espacio se separa de de su referente personal (egocéntrico) para establecer una relación indirecta con el mismo, considerándose así que se encuentra en una etapa de espacio percibido y en un tercer momento, a partir de los 12 año accede al espacio concebido.


Percepción e inteligencia

Los hallazgos de Jean Piaget entorno a la percepción no surgen sin vinculo alguno con sus estudios de la inteligencia, claramente Piaget considera el papel de la percepción como indispensable en el desarrollo de la cognición en el sujeto y por tanto en la adaptación al entorno.
“Esta inmadurez lógica consiste en una tendencia a pasar en términos de acciones imaginadas que son representadas (o en acciones reales que son reguladas) en formas análogas a la percepción más bien que a un pensamiento operacional. Piaget ve una progresión gradual desde las intuiciones “simples” a las “articuladas”, a medida que las regulaciones perceptuales relativamente rígidas ceden el paso a estructuras cuasi-operacionales o lógicas más flexibles en la planificación y el control de la acción.” (Boden, 1982, p. 82)

Los experimentos de Piaget sobre la percepción son de orden cualitativo, considerando siempre que es posible medir el desfase que provocan las “ilusiones perceptivas” en el niño, logrando así aseverar que éstas disminuyen con la edad; por lo que la percepción tiene una influencia distinta en cada uno de los estadios del desarrollo cognitivo.

En el estadio sensorio-motor, Piaget le da un papel central a la percepción durante el desarrollo de los primeros cinco subestadios, de seis que identifica como constituyentes de este periodo, enfatizando que es en los tres primeros donde el niño hace un mayor uso de la percepción para conservar el objeto.

“Esto es así porque la “meta” o “propósito” de la actividad tiene que ser directamente percibida (cosa muy distinta de ser anticipada o imaginada) y porque la “meta” es alcanzada de modo relativamente directo, sin necesidad de una serie de acciones intermedias que estén jerárquicamente relacionadas como medios para un fin. Piaget describe la gradual evolución de la coordinación entre mirar y coger en términos de cinco subestadios” (Boden, 1982, pp.57-58)

En el curso del sexto estadio del estadio sensoriomotriz la coordinación de los esquemas se independiza de la percepción inmediata y de la experiencia empírica para dar lugar a las combinaciones mentales.

La construcción de la permanencia del objeto es uno de los primeros esquemas de conservación del niño, al mismo tiempo que se construye de manera paralela la primera reversibilidad que se refiere al espacio, en el ir y venir del niño, aventurándose más lejos del campo de la acción como el éxito se lo permite.

“Una percepción no es a priori interesante o significativa para adquirir enseguida una eficacia motora por asociación de un movimiento: será interesante o significativa en tanto que intervenga en el funcionamiento de una acción y quede asimilada en un esquema sensorio-motor” (Piaget, 1978, p. 33)

En el estadio preoperatorio que es la etapa de las representaciones en el que reconstruye todo lo que se construyo en la etapa anterior, considerando de esta manera que es una fase de interiorización progresiva de los esquemas de la acción, en la que el niño hace uso del lenguaje para evocar la imaginación, la imitación y el juego simbólico se hacen presentes y la función semiótica facilita la construcción de acciones y de un pensamiento representativo.

“La significación del modelo del encuentro para la percepción visual es fácil de establecer. Se considera que los encuentros son la materia y la sustancia de los preceptos. En el caso de nuestra línea de estimulo, se considera que su longitud percibida en cualquier momento es una función directa del número de encuentros acumulados hasta ese momento. Y se considera que el número de encuentros mismo es una función de dos cosas. Primero, como ya se indicó, es una función del tiempo; en cada microintervalo sucesivo se agregan más encuentros al total ya existente.

Segundo –y este es un aspecto muy importante del modelo-, es una función del hecho de que la percepción se fije en la línea o no. El modelo afirma que, dentro de un campo perceptual particular y respecto de un tiempo de exposición dado, una línea sobre la cual la percepción está fijada o centrada alcanza más encuentros, en relación con el total posible, que otra línea percibida en la periferia de la visión.” (Flavell, 1985, p. 247)

En el estadio preoperatorio o del pensamiento intuitivo lo que existe es una intuición geométrica que subsiste a nivel de las operaciones infralógicas o espacio temporales, en el que las dificultades del lenguaje presentan aún torpezas para expresar el detalle de la representación del espacio, basándose en un juicio simple de correspondencia perceptual.

En el estadio operatorio concreto el niño adopta conductas directamente lógicas, clasificaciones, seriaciones, construcciones de invariantes, esta es una fase en la que la percepción aún juega un papel en la conservación de las invariantes de las sustancias como peso y volumen, pero en la que la inteligencia “operacional” se hace presente en sistemas de acciones reversibles.

“Sólo progresivamente se descentra de las percepciones para construir una idea de longitud más objetivada. Así, se entiende que la escuela no puede conformarse con hacer observar, con exigir la mera percepción. El rombo percibido no es el rombo construido. La acción del alumno, al medir los ángulos y los lados, elabora las propiedades invariables de la figura y permite adquirir el concepto de modo estable y transferible.” (Perraudeau, 1999, p. 157)

En esta etapa el objeto es el soporte indispensable para la construcción del saber, es un anclaje que se presenta como una resistencia de la realidad para desarrollar la abstracción en el niño, de ahí que se considere que lo real se subordina a lo concreto.
En el estadio operatorio formal, el niño al desprenderse del objeto es capaz de inferir a partir de las posibilidades que le ofrece la descentración de la acción, en esta fase se forma la lógica de las preposiciones, estimulada por las transformaciones: inversa, idéntica, reciproca y correlativa.

Si bien es cierto que Piaget afirma que “A todos los niveles puede, pues, decirse que la percepción es activa y no se reduce a un registro pasivo” (Piaget, 1988, p. 203), lo que sucede el que el propio Piaget se encarga de colocarla en una postura subordinada a la significación en la fase operatoria formal en el momento que se desarrollan las abstracciones y por tato el pensamiento racional.

“Piaget reserva el termino de “representacional” para el pensamiento que es abstraído de (que refleja) la percepción inmediata y la acción. Una acción plenamente intencional, como también el pensamiento lógico, presupone la construcción de representaciones encubiertas (acciones internalizadas) por medio de las cuales la inteligencia del niño es en gran medida liberada de un situación específica” (Boden, 1982, p. 66)

La condición hipotético-deductiva en la fase de las operaciones formales hace de la percepción un elemento enteramente subordinado a las representaciones abstractas en el que el lenguaje es un soporte privilegiado.


Percepción y Espacio

El espacio es una de las categorías que Piaget seguirá en su evolución, a lo largo del camino que recorrerá el sujeto epistémico, desde el egocentrismo (centramiento) hacia el descentramiento. Para este autor la construcción de esta noción es un índice del desarrollo del conocimiento válido.

Piaget sostiene que el niño construye una representación geométrica del espacio con suma lentitud y que para poder determinar sus primeras percepciones e ideas rudimentarias de relaciones espaciales, debemos recurrir a la rama de la matemática conocida como «topología». Son las primeras percepciones del niño, que explora los agujeros, las ranuras, la cavidad de su tasa, lo que le permitirá ir accediendo paulatinamente a la tercera dimensión y a tener la noción de relieve y de profundidad.

“En los inicios de la etapa de la inteligencia sensomotriz, la percepción del espacio está fragmentada en zonas: bucal, visual, auditiva, táctil. “La acción crea el espacio, pero todavía no se sitúa en él. Las acciones motrices permanecen sin relación unas con otras. (Perraudeau, 1999, p. 155)

Lejos esta Piaget de considerar que en el primer estadio del niño no se desarrollen procesos lógicos, por el contrario, establece que si bien es la percepción la que lleva la batuta en el desarrollo de la cognición del infante en esta fase, la adaptación no puede hacerse sin la presencia de esquema lógicos en el sujeto, considerando que en este estadio la inteligencia no es reflexiva pero está vinculada a acciones perceptivas.

“En efecto, el objeto elemental y perceptivo es en parte logicizado desde el comienzo, aunque es menos “objetivo” que el objeto elaborado. Esta logicización desde los comienzos se debe a que para recortar en objetos los cuadros perceptivos globales, y luego atribuir a estos objetos la permanencia que le es constitutiva, es necesario que las acciones constitutivas a ellos se coordinen según forma asimilatorias de orden, de imbricación, de correspondencia, etc., que son ya de naturaleza lógico-matemática: la independencia de las relaciones espaciales, de las cuantificaciones (es más y es menos) de tales formas y de los contenidos, inasibles fuera de esos marcos debidos a las actividades cognoscitivas del sujeto, es pues general a todos los niveles y sólo puede ser verificada por el análisis psicogenético. (Piaget y García, 1982, p. 12)

Es la acción lo que le permite al niño conservar la noción de espacio es el continuo movimiento en su entorno de manera aleatoria aún sin regulación por el sistema de normas internas, y lo único que verifica su acción es el éxito.

La constitución de la noción de objeto es correlativa a la organización del campo espacial en sí mismo. Es decir que en el inicio el objeto no es nada más que el cuadro sensorial “a disposición” de los actos, no es sentido ni percibido más que ligado a los datos más inmediatos de la actividad sensomotora. Teniendo en cuenta que al principio estamos en presencia de un sujeto que se ignora a sí mismo, entenderemos que el espacio será absolutamente práctico y egocéntrico.

“(…) por el mismo hecho de que el niño establece relaciones de posiciones y de desplazamientos entre los objetos, comienza a tomar conciencia de sus propios movimientos a manera de desplazamientos de conjunto” (Piaget, 1985, p.161)
Pero en la etapa sensoriomotriz aún el niño es presa del egocentrismo, en el que el lenguaje no se hace presente como elemento que permita la significación del mundo, por lo que el niño se encuentra estacionado en la centralización de sus acciones.
“(…) la desubjetivación y la consolidación correlativa del espacio, consisten en una gradual eliminación del egocentrismo inconsciente inicial y en la elaboración de un universo en cuyo seno se sitúa, finalmente, el sujeto mismo.” (Piaget, 1970, p.120 )

La percepción sin la presencia de la abstracción da paso a las ilusiones perceptivas que son los errores en la interiorización del entorno por el sujeto, producto de la aprehensión perceptiva que es el origen de las ilusiones geometrías, percepción que es previa al desarrollo de la actividad perceptiva que es la forma elemental de la inteligencia en el estadio sensoriomotriz.

“En el campo de las percepciones, por otra parte, no podría construirse una teoría exacta de las “constancias” perceptivas, de las ilusiones geométricas, de las estructuraciones del espacio perceptivo según las coordenadas horizontales y verticales, etcétera, sin estudiar antes el desarrollo de estos fenómenos, aunque sólo sea para ponerse en guardia contra las hipótesis demasiado fáciles del innatismo”. (Piaget, 1988, p. 166)

Uno de los aspectos que define a la percepción en las primeras etapas del desarrollo del pensamiento preoperatorio es la presencia de ilusiones perceptivas que son las que dominan sobre la reflexión, en este estadio las operaciones euclidianas del espacio y las proyectivas del mismo aún no se hacen presente en la lógica del niño, por lo que es incapaz de imaginarse la superficie de un volumen, porque ello significa dejar de lado su egocentrismo para situarse en varios puntos de vista.
“El estudio genético de las percepciones y en especial de las “ilusiones” perceptivas es particularmente instructivo, porque permite repartir los fenómenos perceptivos, que son tan complejos y tampoco conocidos aún (pese a los esfuerzos de la psicología científica desde hace más de un siglo), en diferentes categorías de significación bien distinta” (Piaget, 1988, p. 188)

La evolución de las “ilusiones” perceptivas en los niños es de al menos de tres tipos, las primeras son las que permanecen relativamente constantes con la edad, las que disminuyen con el desarrollo y las que aumentan con la edad. Las primeras dos están relacionadas con las actividades perceptivas o sensorio-motrices, mientras que la última está relacionada con distancia.

Se observan, en efecto, al menos tres tipos de evolución de las ilusiones perceptivas con la edad: las que permanecen relativamente constantes o disminuyen en importancia con el desarrollo (por ejemplo, las ilusiones de los ángulos de Müller-Lyer, de Delboeuf, etc.), las que con la edad aumentan en importancia (por ejemplo, la sobreestimación de las verticales comparadas con las horizontales) y las que crece tan sólo hasta cierto nivel (9-11 años en general) para disminuir relativamente después (por ejemplo, la ilusión del peso, la comparación de las oblicuas, etc.) (Piaget, 1988, pp. 188-189)

A partir de la lectura de Ma. Luz Callejo y Carmen Llopis, argumentar la evolución en la concepción del espacio en los niños en cuanto a: Las etapas evolutivas señalas por la autora: espacio vivido, percibido y concebido.

Estas tres etapas evolutivas de la noción de espacio, están relacionadas con los estadios preoperatorio, concreto y formal de Jean Piaget, aspecto que nos indica el nivel de desarrollo en la inteligencia del niño a través de supeditar la percepción a la lógica-matemática.

La percepción siempre está supeditada en los esquemas del sujeto, incluso en el estadio sensoriomotriz, donde los esquemas están construidos por sistemas perceptivos y motores solamente; pero su relevancia para el desarrollo de las estructuras va en decaimiento conforme avanza la edad del sujeto, lo que nos indica que su participación en la adaptación se reduce.

“(…) desde las percepciones integradas en los esquemas reflejos del recién nacido hasta las que intervienen en las operaciones de medida de un físico, el contacto perceptivo con un dato es siempre relativo a esquemas de orden superior al de la percepción y que confieren las significaciones necesarias para el conocimiento” (Piaget y Morf, 1958, p. 114, citado en Pinol-Douriez, 1979)

El papel de la percepción en el desarrollo cognitivo, es decir, en la inteligencia del niño se observa en el acompañamiento que la percepción hace en el niño en el estadio sensoriomotriz hasta interiorizarse como actividad perceptiva en el niño.

Diferencias y características de la noción de espacio con las edades aproximadas en las que se presentan.
Espacio vivido Espacio percibido Espacio concebido
Hasta los siete años
El niño es egocéntrico y solo actúa a partir de su intuición, por tanto posee una idea concreta del espacio.
Todo lo que percibe es a través de su cuerpo y su movimiento.
La experiencia que tiene con el ambiente físico, se da a través de un espacio biológico, vivenciado por medio de sus movimientos y de su locomoción. Hasta los diez años
El niño ya no necesita experimentar biológicamente para conocer su medio.
El niño reconoce distancias, hasta llegar al punto en que puede precisar posiciones de los objetivos por observación, sobretodo visual-orientarse con puntos cardinales.
Para posicionar un objeto se basa en la observación, no solo con relación a ese objeto, si no con relación a otros.
Retoma como espacio geográfico un poco más allá de lo que observa.
Sabe situar más allá a los objetos A partir de los once años
Adquiere un pensamiento más objetivo y desarrolla la habilidad de localizar
Por tanto la observación se vuelve más analítica, retomando más aspectos de los evidentes
Aprende formas sin un contenido concreto
Inicia con el pensamiento abstracto, por tanto empieza a matematizar el espacio.
Fuente Ma. Luz Callejo y Carmen Llopis (1992)

La Ley Cuantitativa o Ley de los Centramientos Relativos, es la ley que nos permite cuantificar, dese el punto de vista de Piaget, hasta qué punto los efectos de la percepción disminuyen con la edad.

“Este “efecto de centramiento” puede ser descubierto en una visión taquitoscópica: si el sujeto mira fijamente un segmento de la recta comparándolo con otro segmento que permanece en la periferia, el segmento centrado es entonces sobreestimado (el fenómeno es por otra parte, muy complejo, ya que además de estos factores topográficos intervienen la atención, la nitidez, el orden y las duraciones de presentación, etc., sin contar con factores técnicos de distancia entre el sujeto y la imagen presentada, de ángulos” (Piaget, 1978, p.192)

La expresión matemática de la Ley de los Centramientos Relativos nos permite encontrar una curva de errores que disminuye con la edad por lo que la curva simplemente se aplana, es decir la comparación de dos longitudes L con la superficie en relación directa con la ilusión P nos permite establecer que la medida o centímetros relativos disminuyen con la edad.

La ley de Centramientos se explica también con la Ley de Weber “que se aplica a los umbrales diferenciales e incluso, bajo forma atenuada, a la percepción, de diferencias cualesquiera” (Piaget, 1988, p. 196), lo que nos permite afirmar que esta ley es valida para todas las figuras planas que dan lugar a ilusiones primarias.
En las ilusiones secundarias las actividades perceptivas de exploración y comparación de distancias crecientes en el espacio, así como el transporte temporal y las anticipaciones intervienen cada vez más, lo que contribuye a disminuir los errores perceptivos en la mayoría de los casos.

La noción de espacio y la percepción en los niños se presenta relacionada en función de la actividad perceptual como una compensación de los efectos de los errores de la propia actividad perceptiva.

“Quizá lo más importante acerca del desarrollo perceptual es que no parece mostrar la ruptura “natural” y clara en una sucesión de estructuras cualitativamente independientes y distintas que muestra el desarrollo intelectual. Para Piaget el desarrollo perceptual simplemente parece ser una cosa más continua, cuantitativamente a diferencia de cualitativa, que su equivalente intelectual. Lo que el desarrollo es, empero, puede sintetizarse del siguiente modo. El comportamiento perceptual puede €clasificarse grosso modo en dos procesos complementarios y opuestos: la percepción primaria y la actividad perceptual; el desarrollo perceptual es sobre todo un asunto de declinación cuantitativa en la eficacia de la primera a favor de una expresión del alcance y la importancia de la segunda. (Flavell, 1985, p. 254)

La construcción del espacio implica una transición desde el espacio fisiológico, es decir del “a priori funcional” al espacio percibido y concebido, el “a posteriori estructural”. Esto significa que la asimilación biológica y psicológica implica “a priori” una organización por “grupos”, y los órganos perceptivos aplican esta organización desde el comienzo a los desplazamientos que perciben. De manera que lo propio de todo organismo viviente es la tendencia a constituir “grupos”. Pero esto no significa que la organización espacial sea innata o que entendamos este “a priori” desde un punto de vista epistemológico, sino que se requerirá un camino de estructuración progresiva y de desubjetivación, a partir del cual el espacio surja como el producto de la interacción entre el organismo y el medio. Por lo tanto, Piaget afirma que: “…la desubjetivación y la consolidación correlativa del espacio, consisten en una gradual eliminación del egocentrismo inconsciente inicial y en la elaboración de un universo en cuyo seno se sitúa, finalmente, el sujeto mismo.”(Piaget, 1985, p.)


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