domingo, 12 de agosto de 2007

Redes Sociales y Redes Institucionales

Las redes sociales (personales y de capital social) es el contexto social ordinario en el que se desarrollan las relaciones humanas, están sustentadas en la cultura de los pueblos, su amplitud y niveles de interacción depende de las condiciones materiales en las que se desarrollan dichas redes.

El desarrollo de las Redes Institucionales es un proceso de evolución de la complejidad histórica de la sociedad; no es posible encontrar estructuras (morfología) institucionales que cuenten con la capacidad de estructurar nodos para la incorporación de redes institucionales en el capitalismo tardio; de hecho las Redes institucionales son una forma de dimensionar el desarrollo de una sociedad, sobre todo las redes deben tener carácteristicas endógenas.

¿Es posible suplantar una red institucional de una sociedad a otra? No, las Redes Institucionales se desarrollan dentro de cada sociedad, envueltos en el contexto cultural que las reclama, es decir, no podemos hablar denominativamente de redes institucionales en sociedades que no cuentan con un intercambio elevado de relaciones (comerciales, culturales, económicas, sociales).

En el momento en que una sociedad reclama mayores flujos de información (conocimiento), es imperativo estructurar redes institucionales, con la interacción entre instituciones, cuya condición principal es soportar la herencia cultural de la sociedad en la que se conforman dichas redes.

Podemos decir asi, que las Redes Institucionales representan el tejido social en su condición de metaconciencia, en el que interactuan una amplia gama de redes sociales.

viernes, 3 de agosto de 2007

Las Instituciones en el Desarrollo Rural: Un acercamiento al estudio del sector hortofrutícola en Sinaloa, México.

Con las nuevas técnicas de cultivo y las nuevas tecnologías de producción en la agricultura se transforma la distribución espacial de los cultivos, generando con ello un nuevo paisaje rural, lo que modifica al mismo tiempo las pautas de conducta de la población rural, que al ser desplazada en su mayoría de las tierras de cultivo ante la imposibilidad de obtener rendimientos suficientes para competir en el mercado mundial, optan por emigrar del campo o dedicarse de tiempo parcial a la producción.

“La reestructuración en la agricultura ha conducido a una modernización de las empresas y a la incorporación de cambios tecnológicos importantes. No obstante, la competencia por parte de los propios países desarrollados en la producción de cultivos no tradicionales, la vulnerabilidad de los mercados, la rapidez con la que se vuelven obsoletos o se masifican ciertos productos, las grandes fluctuaciones de los precios, la dependencia tecnológica y el monopolio en la comercialización y distribución por parte de las transnacionales, reducen las posibilidades de competir y de hacer rentable la incorporación de tecnologías, demasiado costosas o mal adaptadas a las condiciones tecnológicas de los países subdesarrollados. Así, encontramos que en México las empresas no basan su competitividad internacional en el uso de tecnologías caras y sofisticadas”. (Lara, 2000)

Lo que expone Maria Lara Flores (2000), es una realidad en el campo Mexicano, pero no lo es para todos los sectores de la agricultura, como lo demuestra el crecimiento de las exportaciones en el sector hortofrutícola en el campo Sinaloense, crecimiento apoyado en la concentración de la tierra y en la incorporación de nuevas tecnologías, lo que mantiene el rendimiento de la producción y con ello el aumento en las exportaciones.

El sector hortofrutícola representa en el estado de Sinaloa una de las principales actividades económicas, es un sector que en los últimos diez años ha tenido un gran dinamismo con un incremento constante aumento en el volumen de las exportaciones a los EEUU lo que facilita la incorporación de adelantos científicos y tecnológicos en el sector.
Gran parte de los adelantos científicos en el sector hortofrutícola tienen que ver con la modificación genética y la incorporación de nuevas variedades en la producción, para que esto sea posible se han modificado las formas de organización del sector con el fin transferir y desarrollar conocimiento e innovación de forma permanente.

La biotecnología, específicamente la genética, se incorpora de manera acelerada en el sector hortofrutícola Sinaloense a partir de la modificación de variedades de frutas y hortalizas no únicamente más resistentes a plagas o cambios climáticos, también variedades que se orientan a nichos de mercado específicos, tomates con menor tiempo de cocción, o mayor firmeza, pepinillos con mayor sabor, pimientos con mayor aroma.

Las transformaciones en el sector hortofrutícola al incorporarse la biotecnología se expresan no solamente en las nuevas variedades de frutas y hortalizas, también, y de forma más sutil en la organización del propio sector hortofrutícola. En la gestión de la tecnología, en el tratamiento de las nuevas variedades en el laboratorio y en la organización de la producción, aspectos de la cadena productiva donde el estudio de las necesidades del mercado actúa como guía de la producción hortofrutícola en el campo.

La producción tiende cada vez más a conformarse en redes institucionales, donde la vinculación entre Centros de I+D, Universidad, agroindustria y gobierno es fundamental para el desarrollo de la nueva tecnología, con un mayor valor agregado en el mercado mundial. ¿Cómo se forman estas redes? ¿Por qué surgen en un ámbito territorial y en otro no? Son grandes interrogantes que aún están por responder.

La biotecnología es parte fundamental de la tercera revolución científico tecnológica (Storper,1998, A. J. Scott, 2000), que incluye a los superconductores y la electrónica, llegando a la nanotecnología. Una revolución comienza a gestarse a partir de la segunda mitad de los años 70’s y que se expande en la siguiente década, llevando a algunos sociólogos a afirmar, ante esta revolución, donde las comunicaciones son punteras, que nos encontramos frente a una nueva estructura social, para algunos posindustrial (Daniel Bell, 1986) y para otros, - recuperando el concepto de la arquitectura -, la denominan como posmoderna (Habermass, 2002), época que se caracteriza por una estructura social basada en la información y la flexibilización de la producción, donde la comunicación juega un papel destacado en la acumulación del capital.

Los estudios sociológicos de las décadas del 80 y el 90 del siglo pasado, se han concentrado en esfuerzos de interpretación del impacto de la tercera revolución industrial en las pautas de conducta de las sociedades urbanizadas, y en la organización de la llamada Industria de Alta tecnología, porque los primeros desarrollos de la electrónica se presentaron en las comunicaciones y en los equipos de información (Radio, televisión, computadoras), acelerando y ampliando la capacidad de manejo de información en una sociedad altamente concentrada en las zonas urbanas.

La aplicación de la biotecnología en la agricultura se presenta con el desarrollo de nuevas variedades de Maíz, Arroz, Papas, que son las primeras plantas modificadas con manipulación de la información genética de sus células, incorporándose posteriormente a la aplicación de la biotecnología en el estudio en el mapa genético humano y en la clonación de tejido animal y humano, la biotecnología destaca el papel que los genes tienen en la definición celular que caracteriza a los organismo vivos.

La aplicación de la biotecnología vegetal a la agricultura modifica lo que comemos, al tiempo que cambia la forma en que se organiza el trabajo en el campo, de ahí que se requiera de nuevas categorías para intervenir en el análisis de lo rural, categorías completamente distintas a los estudios de las zonas urbanas, categorías conceptuales que comiencen por cuestionar la visión de atraso con el que se etiquetó al espacio rural.

El papel que esta jugando la biotecnología en la modificación de la geografía rural se expresa a partir de que la incorporación de este cambio tecnológico requiere de promover la interacción más estrecha entre los centros de IyD, los productores, las Universidades y los órganos de gobierno, interacción que genera redes institucionales, para las cuales se requiere de un conocimiento especializado del sector agrícola.

El conocimiento especializado de las actividades del campo se traduce en la necesidad de personal capacitado para las labores del campo y con ello la salida de miles de campesinos para quienes hasta ahora les había bastado la experiencia empírica para mantenerse en la tierra, pero que ante la exigencia de una mayor estandarización en el campo fruto del cambio tecnológico, no logran obtener los rendimientos requeridos para hacer rentable la producción optan por el abandono de las labores del campo o dedicarse a tiempo parcial, lo que se traduce en tierras ociosas o en una concentración de la propiedad.

El panorama del sector hortofrutícola, como sea mencionado, a diferencia del resto de la agricultura mantiene los ritmos de competencia en el mercado mundial, una competencia entre sectores hortofrutícolas en todo el mundo por los mercados de EEUU y la UE.

El Sector hortofrutícola Sinaloense deberá tomar en cuenta las nuevas pautas de competencia entre sectores y regiones, más que entre economías si los productores desean mantener los ritmos de crecimiento que han experimentando en las primeras fases de la ruptura de las barreras arancelarias.

Abordar el estudio del papel que tienen las instituciones en el desarrollo rural, considero imperativo tomar en cuenta la interacción los paradigmas en las ciencias sociales, y dar un paso adelante para generar un dialogo interparadigmático a través de una integración en el objeto de estudio, y para lograrlo es necesaria la ponderación de las bases filosóficas de los distintos paradigmas que conforman el mapa teórico conceptual de las ciencias enfocando así a los paradigmas que en cada una de las ciencia aborden el estudio de las instituciones con bases filosóficas análogas.
No es posible hacer ciencia desde el eclecticismo, como quedo demostrado con el constructor conceptual planteado por el constructivismo en la educación (Morales, 2001), cuya aportación es a un conjunto de categorías disgregadas sin una coherencia filosófica que permita llegar a un consenso que interprete el devenir de la educación en la sociedad.

La integración paradigmática desde las ciencias sociales permite investigar a la sociedad desde los ángulos de las ciencias sociales, cuadrando los distintos paradigmas cuyas categorías, contengan una relación con el objeto de estudio, y en aquellos aspectos en los que no se cuente con categorías desarrolladas podemos llegar incluso renunciar a dichos paradigmas y conformar nuevos dentro de los parámetros de las propias ciencias sociales.

Las Instituciones en el desarrollo

North Douglass (1993) en su libro “Instituciones, cambio institucional y desempeño económico” otorga a la cultura el papel de definir las condiciones informales en las cuales encaramos y resolvemos los problemas, es decir, son las condiciones sociales en las que se toman decisiones.

“La consecuencia a largo plazo del procesamiento cultural de la información que está en la base de las limitaciones informales es lo que juega un papel importante en la forma incremental por medio de la cual las instituciones evolucionan y por consiguiente en una fuerte dependencia de la trayectoria”. Añadiendo, “Igualmente importante es el hecho de que las limitaciones informales derivadas culturalmente no cambiarán de inmediato como relación de las reglas formales, como resultado, la tensión de redes formales alteradas y limitaciones informales persistentes produce resultados que tienen consecuencias en la forma en que cambian las economías” (Douglass, 1993)

Las decisiones en una sociedad democrática deben ser tomadas por conglomerados humanos que abarcan a un número cada vez mayor de individuos, lo que implica un incremento en la complejidad de las instituciones; las cuales son vistas, desde el institucionalismo económico como el espacio que enmarca la función de crear sinergias especificas para cada uno de los sectores de la economía y con ello impactar positivamente en el desarrollo de la sociedad.

Los aspectos que caracterizan a las instituciones, tanto formales como informales son en primer lugar, que sus funciones están delimitadas por estatutos legales (leyes, códigos, tradiciones), en segundo lugar, la escala de valores, entendidos éstos como la directriz cultural de las instituciones, y en tercer lugar, el más importante, que en las instituciones se entabla la comunicación con base a conceptos abstractos, signos y símbolos con un significado compartido por sus miembros.

Las instituciones son un conglomerado humano representativo de la “matriz cultural” a la que pertenece, es decir, se ve impactada a la vez que impacta en la conformación del tejido social o milleu cultural en el que se desenvuelve la sociedad.

La institución es una categoría fiable para establecer el grado de desarrollo de una sociedad, tomando como punto de partida, su eficiencia en el manejo de la complejidad, a través de la reducción de la incertidumbre en la toma de decisiones.

La temporalidad del desarrollo se encuentra definida por una permanente toma decisiones, en condiciones de cambio perenne en las sociedades modernas se requiere de instituciones con un conglomerados humanos calificados y de un entorno cultural que posibilite la permanente rotación de la pirámide de poder en las instituciones, aspectos que son el principal obstáculo en las sociedades subdesarrolladas de América Latina.

Abordar el papel de las instituciones en el desarrollo rural, implica la conformación, no sólo de una metodología que permita obtener con objetividad los datos empíricos para medirlo, también y de una forma que considero más importante es necesario conformar un marco teórico para emprender la tarea de analizar el desarrollo como un objeto complejo en el conocimiento, es decir el desarrollo es una área de conocimiento donde confluyen varios objetos de estudio de distintas ciencias sociales, pero no por ello el conjunto de los paradigmas que constituyen a cada una de las ciencias.

En la base de la formación de las redes institucionales se encuentra el desarrollo cultural, la sociedad se “desdobla” históricamente, es decir, presenta una evolución semiótica, una condición que se explica a partir del papel de la mediación que tiene el lenguaje y el pensamiento como guía de las actividades productivas en el uso de las nuevas tecnologías. Insistimos en el hecho de que es posible establecer fases del desarrollo que se ilustran a partir de la complejidad que históricamente han alcanzado las redes institucionales en la sociedad.

La principal consecuencia de que el sector hortofrutícola de Sinaloa no cuente con un crecimiento en las redes institucionales -como consecuencia del bajo nivel científico-tecnológico-, es el condicionamiento del sector bajo los lineamientos que le presenta la demanda del mercado internacional. Ello no sería un inconveniente de no ser por los indicios de una disminución en la superficie sembrada y una caída en los volúmenes de exportación; resultado, en gran medida, de la entrada de nuevos competidores y las innovaciones de la biotecnología vegetal al mercado internacional de las frutas y las hortalizas.

El análisis del sector hortofrutícola en Sinaloa, debe hacerse a partir de las condiciones del sistema productivo, es decir, de un conglomerado social que interactúa bajo la lógica de los sistemas sociales; porque la evolución cultural exige transitar de un sistema de interacción a un sistema social, en el que se pondere, frente a los lazos personales de interacción los marcos institucionales.


Conclusiones

Los conceptos de conocimiento e innovación abordados desde la sociología se circunscribe a una descripción fenomenológica en el marco de la producción industrial, lo que impide profundizar en las pautas culturales que los determinan, y por tanto el papel que el territorio tienen en su génesis.

Deben ser la cultura y el territorio los puntos de partida para conformar una metodología que permita obtener datos empíricos para el estudio del papel de las redes institucionales el desarrollo de la sociedad.

El estudio de la modificación de la geografía rural con la incorporación de las nuevas tecnologías, deberá abordarse en la observación de la incorporación de nuevos conceptos abstractos a las labores del campo y la relación que estos guardan con las redes institucionales que modifican la vida cotidiana de las zonas rurales. De la distancia que estos conceptos guardan como guías de las labores del campo con respecto a la eficiencia en la producción se determina el nivel de desarrollo real de las redes institucionales en el sector hortofrutícola.

Las políticas públicas de planeación territorial que busquen impulsar el desarrollo regional deberán partir del análisis cultural del territorio, y específicamente de un análisis del lenguaje que guía las actividades que los individuos de la región a desarrollar alcanzan a organizar con los conceptos abstractos que manejan en las labores productivas, políticas de desarrollo que deberán favorecer en todo momento el desarrollo endógeno de la comunidad, a partir de la cultura y sus propias instituciones.
Bibliografía

Baurdillard, Jean, (2002) Cultura y Simulacro, Kairos, España.
Bell, Daniel (1988) El advenimiento de la sociedad post-insdustrial, Universidad, España.
Castells, Manuel y Hall, Peter (1998) Tecnópolis del Mundo: La formación de los complejos industriales en el siglo XXI. Alianza, España.
Douglass, North, (1993) Instituciones, Cambio Institucional y Desempeño Economíco, Fondo de Cultura Economica, México.
Engels, Federico (1976) La importancia del trabajo en la transformación del mono en hombre en Obras ecogidas, Mir, Moscu.
García Ramón M.D., et al. (1995) Geografía Rural, Síntesis, España.
Gordon, Scott (1995), Historia y Filosofía de las Ciencias Sociales, Paidos, España.
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Habermass, J, (2002) Ensayos de la Posmodernidad, Taurus, España
Krugman, Paul, (1997), Desarrollo, Geografía y Teoría Económica, Bosch, España.
Krugman, Paul, et al (2000), Economía espacial, Ariel Economía, España
Lara Flores, Sara Maria, (2000) Análisis del Mercado de trabajo rural en México en contexto de flexibilización. CLACSO, México
Kuhn Thomas S. (1970) La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura Económica, México.
Kuhn Tomas S. (2001) El camino desde la estructura, Paidos, España
Luhmann, Niklas, ( 1996).Introducción a la Teoría de Sistemas, Universidad Iberoamericana, México.
Morales, Z. Francisco (2001) El concepto de enseñanza – aprendizaje y su relación con las reformas en el bachillerato universitario de la UAS, Tesis de Pedagogía, México.
Scott J. Allen and Storper Michael, (1992) Pathways to Industrialization and Regional Development, Routledge
Ulrich Beck (1998), La Sociedad del Riesgo, Paidos, España.
Vigotsky L.S (1978), Los procesos psicológicos superiores, Siglo XXI, España

jueves, 26 de julio de 2007

El Papel de las Instituciones en el Desarrollo

Con la idea de llevar desarrollo de las sociedades más avanzadas a las menos avanzadas, los pueblos del mundo han sido medidos bajo los preceptos de “occidente”. Así tenemos que, en las reuniones de la Organización Mundial de Comercio, celebradas en los primeros años del siglo XXI, el impulso al desarrollo se ha presentado, por las economías del grupo de los siete (G7) como un conjunto de “buenas intenciones”, que parten de la idea de incorporar a las economías de los países subdesarrollados a la economía mundo (Mattelart, 2002); es decir, al mercado y al modelo de mercado occidental, considerando que el desarrollo es sinónimo del grado de occidentalización de los países.

Sin embargo, el modelo de desarrollo planteado desde las instituciones internacionales (FMI, BM, ONU, etc.) ha transitado desde la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI de un planteamiento tutelar basado en “llevar desarrollo a las sociedades” a un modelo de responsabilidad y participación en la colaboración internacional. Postura en la que subyacen planteamientos de tipo económico antes que social y cultural.

Encontramos en el modelo neoliberal, incluso la tentativa de modificar de manera definitiva del lenguaje económico el concepto de países subdesarrollados por el de países en vías de desarrollo. Un elemento maniqueo que busca olvidar que el origen del subdesarrollo como tal no se encuentra en las conferencias de las Naciones Unidas en 1945, cuando los países de Europa “buscaban ansiosamente la consecución de factores dinámicos que condujeran a la construcción de un orden mundial superior” (Losada, 1969). El subdesarrollo como condición de dependencia y atraso es en gran medida consecuencia de la debilidad de los estados nacionales para regir con independencia los lineamientos de su desarrollo, una condición de debilidad institucional que es propia de los estados poscoloniales.

El modelo neoliberal de cooperación internacional implementado por los organismos financieros internacionales en la década de 1980 bajo la idea de “un nuevo orden económico internacional” (Wassily, 1977) a comenzado a retroceder en sus posturas de apertura comercial sin restricciones, sobre todo, a partir de la última década del siglo pasado con las continuas crisis económicas. Una de las más dramáticas consecuencias de la privatización a ultranza ha sido la crisis Argentina, colofón de los distintos efectos económicos que la presidieron y que inundaron al mundo financiero con nombres folklóricos como: el efecto “Tequila”; “Zamba”; “Dragón” y “Vodka”[1]. Demostrando una tendencia al fracaso en la aplicación del modelo neoliberal para el desarrollo.

En este punto, es preciso hacer una reflexión con respecto al concepto de desarrollo que ha persistido en occidente desde la primera revolución industria y el surgimiento de las llamadas economías subdesarrolladas tras la Segunda Guerra Mundial. Las sociedades altamente industrializadas, en las cuales el impulso de la los cambios institucionales ha ido aparejado con las revoluciones industriales cuentan con una “imagen” del progreso, que implica una continúa transformación de las relaciones de producción, mismo que se ha insistido en trasladar a los países “con carencias de estructuras para la explotación racional de sus recursos”. (Oscar Lange, 1974)

Para atajar el estudio del desarrollo en las sociedades poscoloniales se han establecido modelos que se basan en los aspectos económicos que determina incremento de los medios de explotación y comercialización de los recursos naturales (Dualismo Económico, Centro-Periferia, Planificación del Desarrollo), sin considerar la condición multidimencional e histórica del desarrollo. Sin embargo, hay que decir a favor de estos planteamientos, que en el momento de ser diseñados, el pensamiento científico no contaba con las herramientas de análisis con las que hoy se cuenta.

Desde mi punto de vista, el desencanto por el tema del “desarrollo económico” en las ciencias sociales es producto de una perspectiva unidireccional en la que históricamente se ha proyectado el avance de las economías nacionales, sin tomar en cuenta las condiciones multidimensionales que lleva a aparejada la historia del desarrollo de las sociedades. De ahí que considere que para abordar el desarrollo desde un planteamiento multidisciplinar, se hace necesaria la conformación, no sólo de una metodología que permita obtener con objetividad los datos empíricos para su medición, además, y de una forma que considero más importante, es necesario establecer un marco teórico para emprender la tarea de analizar el desarrollo como un objeto complejo del conocimiento, es decir, al desarrollo lo podemos “caracterizar” en el contexto de un campo de conocimiento, un espacio en el que confluyen varios objetos de estudio de distintas las ciencias sociales (economía, sociología, psicología e historia) y cuya interacción permite establecer visiones teóricas del desarrollo.

El análisis del desarrollo no es posible que confluya el conjunto de los paradigmas que constituyen a las ciencias sociales, no sólo por que unos cuantos se abocan al estudio de las condiciones que permiten a las sociedades desarrollarse sino además y con mayor razón existe una “incompatibilidad” en las bases filosóficas en los que se soportan los planteamientos teóricos.

El estudio del desarrollo deberá ser abordo desde lo Interparadigmático como principio metodológico, considerando la concatenación de los aspectos sociológicos, económicos y psicológicos en el desarrollo de las sociedades. Nuestro estudio parte de considerar como categoría principal en análisis del desarrollo a las instituciones. Tomando en cuenta los aspectos históricos específicos de su desarrollo en el contexto de las políticas públicas agrícolas en México.

Todas las acepciones (económico, social, cultural y político) implicadas en los índices de desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), no puede dejar de observar la temporalidad y condición espacial del desarrollo. Son los aspectos espacial y temporal del desarrollo de los pueblos, los que se encuentran en el origen de una permanente toma decisiones por parte de las instituciones de los estados, cuyos gobiernos deben establecer políticas públicas que se mejoren las condiciones de vida de su población en los estados nacionales y sus territorios. Una decisión gubernamental errónea trae consecuencias negativas en la población y un atraso considerable con respecto a otros conglomerados humanos.

La importancia de la toma de decisiones, para la política de desarrollo en las sociedades modernas, tiene su origen en la segunda mitad del siglo XX con la conformación de los estados nacionales, que emergieron tras la Segunda Guerra Mundial. Es en esa fecha que se establecieron los límites instituciones al mercado internacional, y al mismo tiempo el modelo de estado moderno surge de la pugna ideológica entre el modelo capitalista y socialista. Un estado intervencionista, que se orienta por el control del mercado y la imposición de medidas restrictivas al comercio internacional. Modelo de estado que decaería a finales de los 70’s del siglo XX.

Con la crisis económica de 1970, la llegada al poder de gobiernos conservadores en Inglaterra y Estados Unidos en 1980, el estado que se desarrolla a partir de esa fecha en el mundo occidental cuenta con una orientación hacia la tecnocracia (Lefébvre, 1971), impulsa el libre mercado, la restricción a la intervención del estado en materia de regulación económica y el establecimiento de acuerdos comerciales que ponderan la libre circulación de mercancías.

El surgimiento de esta pléyade de estados tecnócratas a finales del siglo XX en el mundo ha coincidido temporalmente con la Tercera Revolución-Científico Tecnológica, lo que ha fortalecido una imagen de avance en un sistema que en los hechos va en franco retroceso.

“La alianza entre industriales y sabios positivos instaura un estado inédito de gestión, orientado no ya hacia el “gobierno de los hombres” sino hacia la “administración de las cosas”. El auge de la elite técnica reduce el papel de estado a un mero “encargado de negocios”. El Advenimiento de la asociación universal de las naciones sólo puede darse con la mediación de los jefes de industria. Tales axiomas en el “sistema industrial” se anticipan casi un siglo a las primeras formulaciones del management (dirección) científico, uno de los hitos que jalona la vía de la tecnocracia.” (Mattelart, 2002)

La determinación cada vez mayor que tiene un reducido grupo de personas en el gobierno con respecto a las condiciones de vida de millones de seres humanos nos indica la importancia que tiene el hecho de que el contexto social y cultural tenga la posibilidad de garantizar permanente rotación de la pirámide de poder en esas instituciones (entorno democrático), un aspecto que es el principal obstáculo en las sociedades subdesarrolladas de América Latina.

martes, 17 de julio de 2007

El Sector Hortofrutícola de Sinaloa


Los procesos de incorporación de nuevas tecnologías en el sector hortofrutícola en Sinaloa están relacionados en su devenir histórico, por lo que es factible seguir las “huellas” que estos han dejado en la organización de los procesos productivos y administrativos, para poder dar cuenta así, del impacto de la ciencia y la tecnología en este sector de la agricultura sinaloense.


Los datos de campo nos indican que el desarrollo cultural e institucional del sector hortofrutícola en Sinaloa ante las nuevas técnicas de cultivo y las nuevas tecnologías de producción en la agricultura transforman la distribución espacial de los cultivos, generando con ello un nuevo paisaje rural, lo que modifica al mismo tiempo las pautas de conducta de la población rural, que al ser desplazada en su mayoría de las tierras de cultivo ante la imposibilidad de obtener rendimientos suficientes para competir en el mercado mundial, optan por emigrar del campo o dedicarse de tiempo parcial a la producción.

“La reestructuración en la agricultura ha conducido a una modernización de las empresas y a la incorporación de cambios tecnológicos importantes. No obstante, la competencia por parte de los propios países desarrollados en la producción de cultivos no tradicionales, la vulnerabilidad de los mercados, la rapidez con la que se vuelven obsoletos o se masifican ciertos productos, las grandes fluctuaciones de los precios, la dependencia tecnológica y el monopolio en la comercialización y distribución por parte de las transnacionales, reducen las posibilidades de competir y de hacer rentable la incorporación de tecnologías, demasiado costosas o mal adaptadas a las condiciones tecnológicas de los países subdesarrollados. Así, encontramos que en México las empresas no basan su competitividad internacional en el uso de tecnologías caras y sofisticadas”. (Lara, 2000)

Lo que expone Maria Lara Flores (2000), es una realidad en el campo Mexicano, pero no lo es para todos los sectores de la agricultura, como lo demuestra el crecimiento de las exportaciones en el sector hortofrutícola en el campo Sinaloense, crecimiento apoyado en la concentración de la tierra y en la incorporación de nuevas tecnologías, lo que mantiene el rendimiento de la producción y con ello el aumento en las exportaciones.

El sector hortofrutícola representa en el estado de Sinaloa una de las principales actividades económicas, y en especifico el subsector hortícola en los últimos diez años ha tenido un gran dinamismo con un incremento constante en el volumen de las exportaciones a los EEUU, manteniendo -en el caso del Valle de Culiacán- la superficie de cultivo, lo que facilita la incorporación de adelantos científicos y tecnológicos en el sector.

Gran parte de los adelantos científicos en el sector hortofrutícola tienen que ver con la modificación genética y la incorporación de nuevas variedades en la producción, para que esto sea posible se han modificado las formas de organización del sector con el fin transferir y desarrollar conocimiento e innovación de forma permanente.

La biotecnología, específicamente la genética, se incorpora de manera acelerada en el sector hortofrutícola Sinaloense a partir de la modificación de variedades de frutas y hortalizas no únicamente más resistentes a plagas o cambios climáticos, también variedades que se orientan a nichos de mercado específicos, tomates con menor tiempo de cocción, o mayor firmeza, pepinillos con mayor sabor, pimientos con mayor aroma.

Las transformaciones en el sector hortofrutícola al incorporarse la biotecnología se expresan no solamente en las nuevas variedades de frutas y hortalizas, también, y de forma más sutil en la organización del propio sector hortofrutícola. En la gestión de la tecnología, en el tratamiento de las nuevas variedades en el laboratorio y en la organización de la producción, aspectos de la cadena productiva donde el estudio de las necesidades del mercado actúa como guía de la producción hortofrutícola en el campo.

La producción tiende cada vez más a conformarse en redes institucionales, donde la vinculación entre Centros de I+D, Universidad, agroindustria y gobierno es fundamental para el desarrollo de la nueva tecnología, con un mayor valor agregado en el mercado mundial. ¿Cómo se forman estas redes? ¿Por qué surgen en un ámbito territorial y en otro no? Son grandes interrogantes que aún están por responder.
La biotecnología es parte fundamental de la tercera revolución científico-tecnológica (Storper, 1998; Allen J. Scott, 2000), que incluye a los superconductores y la electrónica, llegando a la nanotecnología. Una revolución comienza a gestarse a partir de la segunda mitad de los años 70’s y que se expande en la siguiente década, llevando a algunos sociólogos a afirmar, ante esta revolución, -en la que las comunicaciones son punteras, que nos encontramos frente a una nueva estructura social, para algunos posindustrial (Daniel Bell, 1986) y para otros, - recuperando el concepto de la arquitectura -, la denominan como posmoderna (Habermass, 2002), época que se caracteriza por una estructura social basada en la información y la flexibilización de la producción, donde la comunicación juega un papel destacado en la acumulación del capital.

Los estudios sociológicos de las décadas del 80 y el 90 del siglo pasado, se han concentrado en esfuerzos de interpretación del impacto de la tercera revolución industrial en las pautas de conducta de las sociedades urbanizadas, y en la organización de la llamada Industria de Alta tecnología, porque los primeros desarrollos de la electrónica se presentaron en las comunicaciones y en los equipos de información (Radio, televisión, computadoras), acelerando y ampliando la capacidad de manejo de información en una sociedad altamente concentrada en las zonas urbanas.
La aplicación de la biotecnología en la agricultura se presenta con el desarrollo de nuevas variedades de Maíz, Arroz, Papas, que son las primeras plantas modificadas con manipulación de la información genética de sus células, incorporándose posteriormente a la aplicación de la biotecnología en el estudio en el mapa genético humano y en la clonación de tejido animal y humano, la biotecnología destaca el papel que los genes tienen en la definición celular que caracteriza a los organismo vivos.

La aplicación de la biotecnología vegetal a la agricultura modifica lo que comemos, al tiempo que cambia la forma en que se organiza el trabajo en el campo, de ahí que se requiera de nuevas categorías para intervenir en el análisis de lo rural, categorías completamente distintas a los estudios de las zonas urbanas, categorías conceptuales que comiencen por cuestionar la visión de atraso con el que se etiquetó al espacio rural.

El papel que esta jugando la biotecnología en la modificación de la geografía rural se expresa a partir de que la incorporación de este cambio tecnológico requiere de promover la interacción más estrecha entre los centros de I+D, los productores, las Universidades y los órganos de gobierno, interacción que genera redes institucionales, para las cuales se requiere de un conocimiento especializado del sector agrícola.

domingo, 17 de junio de 2007

El Desarrollo de las Redes Institucionales

Las condiciones en las que se establece el desarrollo de las Redes Institucionales están presentes en las sociedades humanas -aún en su formas más incipientes-, desde el surgimiento de las primeras aldeas, no como un elemento al que inevitablemente habría de llegar toda sociedad, pero sí, como un elemento de complejidad al que las posibilidades de la evolución social coloca en el camino de la humanidad.

En la búsqueda de presentar esquemáticamente la evolución de las redes institucionales que se constituyen en la sociedad, se establece un orden en cuatro fases o momentos -los cuales de ninguna manera son etapas, al no contar con un tiempo definido para instaurarse, pero sí con elementos persistentes en cada una de ellas- en los que las sociedades desarrollan.

La primera fase es la Sociedad Primitiva; en la que los individuos conforman las primeras instituciones y acuerdan establecer un entorno delimitado, el cual se define a través de cánones que dan al grupo rasgos de identidad: clan o tribu. Entre los cánones más antiguos se encuentran las religiones.

La segunda fase es la Sociedad en Comunidad: conglomerados sociales en los que se generaliza el uso de herramientas de caza, pesca y recolección; acentuándose la presencia de instituciones que velan por el funcionamiento de la estructura social. En este momento histórico se establecen las primeras sociedades sedentarias (ciudades-estado) de carácter tributario. Se organizan las primeras organizaciones sociales paralelas al orden público, muchas de ellas proscriptas.

La tercera fase es la Sociedad Tecnoindustrial, inaugurada con el capitalismo. En estas sociedades el uso del lenguaje y el pensamiento para la elaboración de herramientas se generaliza, como una consecuencia del establecimiento de la educación general para la sociedad. Los asentamientos que constituyen en ciudades-estado, pasan a ocupar territorios nacionales. Se establecen organizaciones de individuos que buscan intervenir en el orden público, tanto en el ámbito clandestino como legal. Los conglomerados sociales inician un intrincado tejido social basado en relaciones socioculturales, el cual constituye un conjunto de redes sociales a partir de relaciones religiosas, gremios profesionales, estructuras partidistas, afinidades, intercambio de beneficios, entre otros.

La cuarta fase es la Sociedad Tecnobiológica. En ella las sociedades no sólo modifican su entorno a partir de una intervención física en el territorio, además cuentan con la capacidad de modificar la información biológica y molecular que organiza el paisaje. Las contradicciones espaciales en los entornos establecidos por el estado-nación se agudizan ante capital financiero. Las redes institucionales se desarrollan como respuesta a la dispersión espacial de las iniciativas sociales; el orden jerárquico, vertical, entra en crisis, las organizaciones establecen a su vez redes que abarcan conglomerados mundiales.

La evolución de las redes institucionales en la historia de las sociedades, está relacionado con los procesos de aculturación de las mismas, es decir, con los procesos inter e intrapsicológicos (L. S. Vygotsky, 2003) que permiten al ser humano apropiarse de los significados que le da la cultura a la cual pertenecen, y de ahí también su complejidad historica.

Con la intención de esquematizar la evolución de las redes institucionales, es factible considerar que estas requieren de un basamento social en el que se presentan saltos cualitativos o “revolucionarios” que dan origen a una nueva etapa de desarrollo próximo. Como se observa en la Figura, los “saltos” son concentricos en cada una de las fases del desarrollo de la sociedad.

Es posible entoces imaginar las distintas fases en las que se soporta el crecimiento de las redes institucionales como un todo histórico, en el que cada una de las fases precedentes habrá de definir la composición, cobertura y solidez de la que le continúa.

viernes, 27 de abril de 2007

Las Redes Institucionales

El estudio de la Redes Sociales no es una preocupación nueva, por lo menos cuenta con setenta años de tradición en las ciencia sociales (Mizruchi,1991; Gil y Schmidt, 2002; Molina, 2004; Freeman, 2004; Carrinton, Scott y Wasserman, 2005); del concepto de red social se han derivado otras aplicaciones, entre ellas, para la investigación de los procesos de desarrollo de innovaciones tecnológicas a través del concepto de Redes de Innovación (DeBreson y Amese, 1991) en la bibliografía internacional, y en la comprensión de los procesos que dan paso a la incorporación de nuevos saberes a la ciencia, a través del concepto de Redes de Conocimiento (Casas, 2000) en la bibliografía mexicana; concepto este último que se basa en los “Enlaces Triple Hélice” (Etzkowitz y Leydesdorff, 1993), en los que se agrupan : Universidades y/o Centros de Investigación, Gobierno, y Productores.

Las tradiciones teóricas que confluyen en el estudio de las redes sociales de acuerdo con Molina (2005), son: la egocéntrica y la sociocéntrica. “La aproximación sociocéntrica es bien conocida: explica las propiedades de un grupo de conexiones existentes entre un grupo de nodos definidos previamente tanto por un criterio realista (por la existencia de una entidad social preexistente, un equipo de fútbol, una clase, una organización) como por un criterio nominalista (introducido por el investigador, Laumann, 1983). La aproximación egocéntrica, en cambio, parte de las conexiones que se pueden trazar a partir de un ego dado. En el caso de Bott, el punto de anclaje (el “ego”, en este caso) eran las unidades domésticas de parejas inglesas; en el caso de Epstein era un individuo, un informante africano varón saludando personas pertenecientes a diferentes grupos étnicos en una ciudad de la antigua Rodhesia.” (Molina, 2005)