Dr. Francisco Morales Zepeda
Si existe una habilidad universal en el ser humano es el uso de herramientas. La socialización de esta habilidad y la consecuencia de su uso ha sido el objeto de estudio de la sociología, la cual se ha mantenido en el análisis macro de las condiciones sociales que permiten el uso de herramientas en los sistemas sociales. La síntesis del conocimiento sociológico podemos situarla en los estudios en comunicación de Habermass (1998) y Niklas Luhmann (1996); ambos alcanzan a describir la importancia que el lenguaje tiene en la organización de las sociedades complejas, pero no llegan en interpretar la génesis de su desarrollo.
Para Lev. S. Vygotski (2000), “Los conceptos científicos son un sistema jerárquico de interrelación, parece ser el medio en el que se desarrollan primero la conciencia y el dominio, para trasladarse después a otros conceptos y áreas del pensamiento”. Los conceptos científicos son un andamio en los que los individuos guían su actividad.
Para el estudio del desarrollo del conocimiento, Vygotski acuña el concepto de “zona de desarrollo próximo”, el cual es definido como la distancia que existe entre aquello que el ser humano puede realizar solo, frente a lo que puede realizar con ayuda. Con lo anterior este psicólogo soviético buscaba medir el desarrollo del ser humano a una edad temprana con respecto a su aprendizaje, estableciendo con ello la zona de desarrollo real y las expectativas del desarrollo próximo.
Al reconocer que la organización de la sociedad, y por tanto su desarrollo, pasa por el lenguaje, concibo indispensable incorporar el estudio de L.S. Vigotsky en torno al papel que el pensamiento y el lenguaje juegan en el desarrollo de la conciencia humana. Vygotski (1972) en su libro: “Los procesos psicológicos superiores” se pregunta -al modificar el cuestionamiento de Federico Engels (1976) en torno al papel del trabajo en la transformación del mono en hombre- ¿qué hizo del trabajo la principal actividad que guía la transformación del mono en hombre? Respondiendo que es el lenguaje como herramienta, que media y guía la actividad humana, lo que hace del trabajo la principal herramienta en el desarrollo humano; otorgando un papel central dentro del lenguaje a las unidades conceptuales que conocemos como conceptos abstractos y/o abstracciones: en lo que Vygotski denomina “Zona de desarrollo próximo.”
La “zona de desarrollo próximo” es un concepto que Vygotski acuña para definir la distancia que existe entre aquello que el ser humano puede realizar con ayuda y lo que puede hacer solo; concepto que permite medir el desarrollo de un niño en relación a su aprendizaje. Para Vygotski, el desarrollo de un individuo está relacionado con el uso que él hace de los conceptos; una herramienta que tiene su origen en un milleu cultural determinando, el cual mantiene una relación con el momento histórico de la sociedad en su conjunto. Entendiendo así que el desarrollo de un individuo se da conforme logra una mayor habilidad en el uso del lenguaje, que está determinado en todo momento por la cultura a la que pertenece.
“Para imitar, es necesario poseer los medios para pasar de algo que se conoce a algo nuevo. Con ayuda todo niño puede hacer más de lo que puede hacer por sí mismo, aunque sólo dentro de los límites establecidos por su nivel de desarrollo. La facilidad con que es capaz de pasar de la resolución independiente de un problema a la asistida es el mejor indicador de la dinámica de su desarrollo” (Vygotski, 2001, p.)
Al postular Vygotski la Ley General Genética del Desarrollo parte de considerar que el lenguaje se desarrolla con la interacción entre los conceptos abstractos y conceptos simples. Los primeros, aprendidos en la normalización de la educación formal que es la escuela y, los segundos, en el uso cotidiano. Explicando el papel esclarecedor que los conceptos abstractos tienen en la comprensión de la lógica de organización de los conceptos simples en la vida cotidiana de los individuos.
“La instrucción escolar produce ese tipo de percepción generalizadora y, de ese modo, juega un papel decisivo para hacer al niño consciente de sus propios procesos mentales. Los conceptos científicos, con su sistema jerárquico de interrelación, parecen ser el medio en el que se desarrollan primero la conciencia y el dominio, para trasladarse después a otros conceptos y a otras áreas de pensamiento. La conciencia reflexiva le llega al niño a través del portón de los conceptos científicos”. (Vygotski, 2001 p.)
El Concepto de Espacio Geográfico en Secundaria
La enseñanza y el aprendizaje del concepto de espacio geográfico, reclama la interpretación de los procesos de internalización y el desarrollo de conceptos abstractos en los alumnos de secundaria, para ello es imperativo que se presente un análisis de los distintos paradigmas en los que se inscriben los diferentes modelos educativos en la educación secundaria y establecer las categorías que permitan elaborar un modelo de intervención educativa para la enseñanza de la geografía.
No es sencillo abordar el proceso de internalización de los conceptos en la secundaria, sobre todo si pensamos en la evolución de las propias interpretaciones teóricas que desde la psicología se han propuesto para explicar el desarrollo del pensamiento conceptual; en el caso de la geografía debemos de partir de las aportaciones que sobre el espacio tiene Jean Piaget, así, para Peter Langford (1987), hace referencia a la propuesta de Jean Piaget en los siguientes términos: “La teoría piagetiana tendió a plantear el aprendizaje en la adolescencia de un modo diferente al de la escuela primaria. De esta forma, los estudiantes que habían alcanzado “las operaciones formales” podían hasta cierto punto prescindir de la actividad práctica como ayuda para el aprendizaje. Una vez internalizadas las operaciones prácticas en el estadio anterior de operaciones concretas, el desarrollo posterior consistía en “abstracción reflexiva”, es decir, pensar sobre el pensar.” (Langford, 1987, p.81)
En lo que respecta a la explicación del desarrollo del concepto de espacio geográfico, para Piaget el punto de partida de la noción de espacio en el niño se establece en la percepción, concepto que es abordado en un primer momento por la psicología evolutiva en el estadio motriz, considerando que es esencial para el desarrollo de la noción de espacio en el niño, pasando en los posteriores estadios a una supeditación a la lógica, al ingresar el adolescente al estadio de las operaciones formales y la lógica matemática
Es recurrente a lo largo de los materiales de Geografía de México y el Mundo en la reforma 2006, el concepto de “pensamiento espacial”, concepto que tiene fundamento en la psicología evolutiva y cognitiva, principalmente en autores como Piaget y Inhelder, 1948; Marchesi, 1983; entre otros.
“Tanto el espacio como el tiempo son construcciones mentales que el ser humano y los pueblos han hecho de la realidad con la intención de ubicar y comprender lo que sucede en el mundo, tales dimensiones se establecen como construcciones sociales. Por ello, se requiere desarrollar en los adolescentes conceptos, habilidades y actitudes que enriquezcan sus nociones espaciales. Es necesario propiciar la formación y operación de representaciones espaciales que les permitan resolver problemas de orden geográfico en su vida cotidiana, como los relativos a la orientación, itinerarios, lecturas de planos o mapas, calcular la diferencia de horarios en diferentes ciudades, o determinar las coordenadas geográficas de un lugar; u otros más complejos, como la comprensión de los procesos geográficos, producto de las características propias de la comunidad y la sociedad en que viven” (SEP, Programa de Estudio, 2006, P. 17)
El uso del lenguaje influye en las sensaciones humanas, al modificar de manera artificial el campo sensorial, transformando necesariamente a la percepción, permitiendo que el ser humano mantenga “distancia” del campo visual, uno de los aspectos que no pueden ser explicados desde un planteamiento biologisistas de la percepción.
“(…) la percepción geográfica, esta muy influida por los filtros culturales (opiniones previas –padres- o públicas –medios de comunicación) que crean estereotipos que actúan al modo de lentes que determinan nuestra visión de la realidad. El análisis de la perceptivo-cognitivo de espacios descubre, además determinados comportamientos ante éstos, lo que implica el uso de actitudes ante el espacio geográfico (o sea, de relación con los otros y reflexión de uno mismo).” (Souto, 2006; en SEP Antología de Geografía, 2006 p. 159)
Pero no es Piaget el único que incursiona a lo largo de la segunda mitad del siglo XX en el estudio de la noción de espacio en los niños, también autores como Siegel y White (1975) con sus estudios de la representación del entorno a gran escala elaboraron propuestas para explicar el proceso de interpretación de las escalas en los mapas, considerando que “incluso los niños más pequeños pueden elaborar mapas cognitivos del entorno a partir de la percepción inicial” (Langford, 1990 p. 83))
El concepto de percepción en la teoría Sociocultural de Vygotski es diametralmente distinto al de Jean Piaget (1985), al considerar que el lenguaje, juega un papel central en el desarrollo cognoscitivo del ser humano y la percepción se modifica en la medida que hay una evolución en el lenguaje, es decir, para Vygotski la percepción tiene una base conceptual (semiótica).
Vygotski distingue la “percepción natural” de la propiamente humana, la “percepción verbalizada”. La percepción humana, para Vygotski, no es el resultado del perfeccionamiento de la percepción animal, toda vez que, contrario a los animales, los seres humanos son selectivos al momento de establecer la percepción de su entorno; aspecto que la percepción natural no tiene la capacidad de realizar.
Así, la percepción enmarcada en el contexto del lenguaje, Vygotski la llama “percepción verbalizada”, al ser el producto de la rotulación de su entorno con palabras, permitiendo a su vez, que el ser humano separe aspectos específicos de aspectos globales en el campo visual y fuera de él.
“Gracias a las palabras, los niños distinguen elementos separados, superando con ello la estructura natural del campo sensorial y formando nuevos (artificialmente introducidos y dinámicos) centros estructurales.” (Vygotski, 2000, p.59)
La importancia de la palabra en la percepción se expresa en la selectividad que el ser humano alcanza en el campo visual. Mientras que la percepción visual es completa e indivisible, la percepción verbal es selectiva; aspecto que nos permite considerar que la base biológicas de la percepción tienen un límite, pero contrario a lo expresado por Piaget en la psicología evolutiva, para Vygotski no se encuentra en la lógica formal y matemática, sino en las condiciones socioculturales en las que se desarrolla el lenguaje en la cultura.
La evolución de la percepción en el ser humano va a la par de la evolución ontogenética del lenguaje (de la infancia a la edad adulta); lo que nos indica que en un primer momento, la explicación del mundo está dada por la cultura en la que se nace, en una relación sentimental, para pasar en un segundo momento a una relación directa con el entorno, es decir, a un ejercicio de objetivación de los conceptos y finalmente a una etapa lógico-verbal, en la que los conceptos abstractos median entre el contexto y la conducta.
Pero no sólo desde la psicología se ha incursionado en los estudios que abordan el problema de la concepción del espacio, también en la propia geografía se ha incursionado en el tema a través de la “geografía de la percepción” en autores como Estébanez 1977; Capel, 1973 ; Downs, 1970; entre otros.
“La geografía de la percepción, construye su discurso bajo el supuesto que sobre el mismo plano de un lugar geográfico, existen distintos esquemas del mismo según los intereses de cada individuo. Entonces, la imagen de un lugar no es única como pretendía la geografía tradicional, sino múltiple y variada. En este sentido es clave para esta geografía entrar a interpretar los comportamientos, significados y valores que el individuo deposita sobre los lugares de intervención de todos sus sentidos, ya no sólo la vista como sucedía en las anteriores perspectivas geográficas.” (Tibaduiza, 2008, p.23)
Hay que insistir que la “mirada” de los geógrafos hacia la percepción y el desarrollo del espacio geográfico es distinta a las que se observan desde la psicología, ello es debido a la intención de mantener en los límites de lo físico el espacio geográfico. Es en este contexto que Estébanez afirma: “(…) al psicólogo le interesa la imagen del medio para poder comprender a través de la misma, cómo el individuo conoce el medio. Sin embargo la imagen para el geógrafo es el filtro que se interpone entre el hombre y el medio, y su preocupación es analizar la imagen y comparar su isomorfismo con el mundo real, ya que carecemos de acceso directo e inmediato a este mundo real y a sus propiedades. Todo lo que sabemos de la realidad esta mediatizado (Neisser, 1967) y la toma de decisiones que afecta no se efectúa sobre el medio real sino sobre la imagen del medio. Además los psicólogos se preocupan de microespacios en tanto que el geógrafo trabaja a meso y macroescala. En resumen, la percepción como proceso es un filtro que se impone entre el hombre y el medio, y considerada la percepción como producto, el resultado de la percepción es la imagen que se relaciona, pero no es copia exacta del medio real y objetivo.” (Estébabez, 1977, p. 7)
Otro de los aspectos que separan la perspectiva de Vygotski de la de Piaget, en lo que a percepción se refiere, es que el primero considera a la percepción parte de los procesos psicológicos superiores, y por lo tanto se encuentra presente en todas las etapas de la evolución ontogenética humana, lo que nos indica que no hay una supeditación a la lógica en ningún momento de la evolución de la percepción, como si sucede en los planteamientos de Piaget.
La percepción no actúa subordinada a la lógica matemática, se conduce por olas directrices de la cultura, al ser el lenguaje el responsable directo de la reorganización del campo visual y espacial, dirigiendo con ello la atención del individuo a aspectos específicos de su entorno, logrando así un modo de atención dinámica, es decir, la capacidad para captar cambios en una situación desde un punto de vista histórico, actuando en el presente desde un punto de vista prospectivo.
La percepción mediada por el lenguaje permite a los niños desarrollar una conducta selectiva, toda vez que los conceptos les permiten comprender el mundo; el descubrimiento de Vygotski del soporte semiótico de la percepción hace necesario que los procesos cognoscitivos que se favorecen en la educación formal vayan encaminados al desarrollo de la vida conceptual de los individuos.
El manejo de signos por el niño le permite reestructurar los procesos psicológicos, a la vez que domina sus movimientos motrices, un aspecto que representa una expresión completamente distinta a la historia natural de la conducta, y que inicia “(…) una rotura fundamental con la historia natural de la conducta e inicia la transición del comportamiento primitivo de los animales a las actividades intelectuales superiores de los seres humanos” (Vygotski, 2000, p. 63)
Mientras que para un animal toda tarea es irresoluble fuera del campo visual, el ser humano supera este escoyo con la ayuda del control verbal de su atención, permitiendo la organización del campo perceptivo en función de la dificultad de la tarea; demostrando así, que el ser humano es capaz de una transición de una estructura simultanea del campo visual a una estructura sucesiva del campo dinámico de atención a partir de la relación de actividades separadas que forman parte de una misma sucesión de operaciones necesarias para lograr un fin.
La posibilidad que le da el lenguaje al individuo es la de combinar elementos del campo visual presente y pasado, permitiendo al ser humano la reconstrucción de la memoria en un campo temporal para la acción, de esta manera la memoria se extiende en un sistema efectivo de presente, pasado y futuro, determinando así las funciones de “representación simbólica y acción proyectada” en el ser humano.
La percepción humana tiene un origen histórico-social, es decir mediado por la cultura, de esta manera el ser humano cuenta con un instrumento que al estar mediado por el lenguaje, le permite desplegar su función sintetizadora propiciando de esta manera el desarrollo de formas más complejas de percepción cognoscitiva.
El espacio geográfico tiene necesariamente implicaciones históricas, por lo que resulta imposible “enseñar a pensar el territorio” sin implicar en ello cada uno de los aspectos culturales que permiten formar un referente (una muesca) en la memoria histórica de un pueblo. Así por ejemplo, si vamos a hablar de los aspectos más “técnicos” del espacio geográfico como lo es la escala y su representación en los mapas habremos necesariamente de hablar de la división política del país y la historia de nuestras fronteras, lo que nos habrá de remitir a distintos momentos de la historia de nuestro país y el mundo.
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Para Lev. S. Vygotski (2000), “Los conceptos científicos son un sistema jerárquico de interrelación, parece ser el medio en el que se desarrollan primero la conciencia y el dominio, para trasladarse después a otros conceptos y áreas del pensamiento”. Los conceptos científicos son un andamio en los que los individuos guían su actividad.
Para el estudio del desarrollo del conocimiento, Vygotski acuña el concepto de “zona de desarrollo próximo”, el cual es definido como la distancia que existe entre aquello que el ser humano puede realizar solo, frente a lo que puede realizar con ayuda. Con lo anterior este psicólogo soviético buscaba medir el desarrollo del ser humano a una edad temprana con respecto a su aprendizaje, estableciendo con ello la zona de desarrollo real y las expectativas del desarrollo próximo.
Al reconocer que la organización de la sociedad, y por tanto su desarrollo, pasa por el lenguaje, concibo indispensable incorporar el estudio de L.S. Vigotsky en torno al papel que el pensamiento y el lenguaje juegan en el desarrollo de la conciencia humana. Vygotski (1972) en su libro: “Los procesos psicológicos superiores” se pregunta -al modificar el cuestionamiento de Federico Engels (1976) en torno al papel del trabajo en la transformación del mono en hombre- ¿qué hizo del trabajo la principal actividad que guía la transformación del mono en hombre? Respondiendo que es el lenguaje como herramienta, que media y guía la actividad humana, lo que hace del trabajo la principal herramienta en el desarrollo humano; otorgando un papel central dentro del lenguaje a las unidades conceptuales que conocemos como conceptos abstractos y/o abstracciones: en lo que Vygotski denomina “Zona de desarrollo próximo.”
La “zona de desarrollo próximo” es un concepto que Vygotski acuña para definir la distancia que existe entre aquello que el ser humano puede realizar con ayuda y lo que puede hacer solo; concepto que permite medir el desarrollo de un niño en relación a su aprendizaje. Para Vygotski, el desarrollo de un individuo está relacionado con el uso que él hace de los conceptos; una herramienta que tiene su origen en un milleu cultural determinando, el cual mantiene una relación con el momento histórico de la sociedad en su conjunto. Entendiendo así que el desarrollo de un individuo se da conforme logra una mayor habilidad en el uso del lenguaje, que está determinado en todo momento por la cultura a la que pertenece.
“Para imitar, es necesario poseer los medios para pasar de algo que se conoce a algo nuevo. Con ayuda todo niño puede hacer más de lo que puede hacer por sí mismo, aunque sólo dentro de los límites establecidos por su nivel de desarrollo. La facilidad con que es capaz de pasar de la resolución independiente de un problema a la asistida es el mejor indicador de la dinámica de su desarrollo” (Vygotski, 2001, p.)
Al postular Vygotski la Ley General Genética del Desarrollo parte de considerar que el lenguaje se desarrolla con la interacción entre los conceptos abstractos y conceptos simples. Los primeros, aprendidos en la normalización de la educación formal que es la escuela y, los segundos, en el uso cotidiano. Explicando el papel esclarecedor que los conceptos abstractos tienen en la comprensión de la lógica de organización de los conceptos simples en la vida cotidiana de los individuos.
“La instrucción escolar produce ese tipo de percepción generalizadora y, de ese modo, juega un papel decisivo para hacer al niño consciente de sus propios procesos mentales. Los conceptos científicos, con su sistema jerárquico de interrelación, parecen ser el medio en el que se desarrollan primero la conciencia y el dominio, para trasladarse después a otros conceptos y a otras áreas de pensamiento. La conciencia reflexiva le llega al niño a través del portón de los conceptos científicos”. (Vygotski, 2001 p.)
El Concepto de Espacio Geográfico en Secundaria
La enseñanza y el aprendizaje del concepto de espacio geográfico, reclama la interpretación de los procesos de internalización y el desarrollo de conceptos abstractos en los alumnos de secundaria, para ello es imperativo que se presente un análisis de los distintos paradigmas en los que se inscriben los diferentes modelos educativos en la educación secundaria y establecer las categorías que permitan elaborar un modelo de intervención educativa para la enseñanza de la geografía.
No es sencillo abordar el proceso de internalización de los conceptos en la secundaria, sobre todo si pensamos en la evolución de las propias interpretaciones teóricas que desde la psicología se han propuesto para explicar el desarrollo del pensamiento conceptual; en el caso de la geografía debemos de partir de las aportaciones que sobre el espacio tiene Jean Piaget, así, para Peter Langford (1987), hace referencia a la propuesta de Jean Piaget en los siguientes términos: “La teoría piagetiana tendió a plantear el aprendizaje en la adolescencia de un modo diferente al de la escuela primaria. De esta forma, los estudiantes que habían alcanzado “las operaciones formales” podían hasta cierto punto prescindir de la actividad práctica como ayuda para el aprendizaje. Una vez internalizadas las operaciones prácticas en el estadio anterior de operaciones concretas, el desarrollo posterior consistía en “abstracción reflexiva”, es decir, pensar sobre el pensar.” (Langford, 1987, p.81)
En lo que respecta a la explicación del desarrollo del concepto de espacio geográfico, para Piaget el punto de partida de la noción de espacio en el niño se establece en la percepción, concepto que es abordado en un primer momento por la psicología evolutiva en el estadio motriz, considerando que es esencial para el desarrollo de la noción de espacio en el niño, pasando en los posteriores estadios a una supeditación a la lógica, al ingresar el adolescente al estadio de las operaciones formales y la lógica matemática
Es recurrente a lo largo de los materiales de Geografía de México y el Mundo en la reforma 2006, el concepto de “pensamiento espacial”, concepto que tiene fundamento en la psicología evolutiva y cognitiva, principalmente en autores como Piaget y Inhelder, 1948; Marchesi, 1983; entre otros.
“Tanto el espacio como el tiempo son construcciones mentales que el ser humano y los pueblos han hecho de la realidad con la intención de ubicar y comprender lo que sucede en el mundo, tales dimensiones se establecen como construcciones sociales. Por ello, se requiere desarrollar en los adolescentes conceptos, habilidades y actitudes que enriquezcan sus nociones espaciales. Es necesario propiciar la formación y operación de representaciones espaciales que les permitan resolver problemas de orden geográfico en su vida cotidiana, como los relativos a la orientación, itinerarios, lecturas de planos o mapas, calcular la diferencia de horarios en diferentes ciudades, o determinar las coordenadas geográficas de un lugar; u otros más complejos, como la comprensión de los procesos geográficos, producto de las características propias de la comunidad y la sociedad en que viven” (SEP, Programa de Estudio, 2006, P. 17)
El uso del lenguaje influye en las sensaciones humanas, al modificar de manera artificial el campo sensorial, transformando necesariamente a la percepción, permitiendo que el ser humano mantenga “distancia” del campo visual, uno de los aspectos que no pueden ser explicados desde un planteamiento biologisistas de la percepción.
“(…) la percepción geográfica, esta muy influida por los filtros culturales (opiniones previas –padres- o públicas –medios de comunicación) que crean estereotipos que actúan al modo de lentes que determinan nuestra visión de la realidad. El análisis de la perceptivo-cognitivo de espacios descubre, además determinados comportamientos ante éstos, lo que implica el uso de actitudes ante el espacio geográfico (o sea, de relación con los otros y reflexión de uno mismo).” (Souto, 2006; en SEP Antología de Geografía, 2006 p. 159)
Pero no es Piaget el único que incursiona a lo largo de la segunda mitad del siglo XX en el estudio de la noción de espacio en los niños, también autores como Siegel y White (1975) con sus estudios de la representación del entorno a gran escala elaboraron propuestas para explicar el proceso de interpretación de las escalas en los mapas, considerando que “incluso los niños más pequeños pueden elaborar mapas cognitivos del entorno a partir de la percepción inicial” (Langford, 1990 p. 83))
El concepto de percepción en la teoría Sociocultural de Vygotski es diametralmente distinto al de Jean Piaget (1985), al considerar que el lenguaje, juega un papel central en el desarrollo cognoscitivo del ser humano y la percepción se modifica en la medida que hay una evolución en el lenguaje, es decir, para Vygotski la percepción tiene una base conceptual (semiótica).
Vygotski distingue la “percepción natural” de la propiamente humana, la “percepción verbalizada”. La percepción humana, para Vygotski, no es el resultado del perfeccionamiento de la percepción animal, toda vez que, contrario a los animales, los seres humanos son selectivos al momento de establecer la percepción de su entorno; aspecto que la percepción natural no tiene la capacidad de realizar.
Así, la percepción enmarcada en el contexto del lenguaje, Vygotski la llama “percepción verbalizada”, al ser el producto de la rotulación de su entorno con palabras, permitiendo a su vez, que el ser humano separe aspectos específicos de aspectos globales en el campo visual y fuera de él.
“Gracias a las palabras, los niños distinguen elementos separados, superando con ello la estructura natural del campo sensorial y formando nuevos (artificialmente introducidos y dinámicos) centros estructurales.” (Vygotski, 2000, p.59)
La importancia de la palabra en la percepción se expresa en la selectividad que el ser humano alcanza en el campo visual. Mientras que la percepción visual es completa e indivisible, la percepción verbal es selectiva; aspecto que nos permite considerar que la base biológicas de la percepción tienen un límite, pero contrario a lo expresado por Piaget en la psicología evolutiva, para Vygotski no se encuentra en la lógica formal y matemática, sino en las condiciones socioculturales en las que se desarrolla el lenguaje en la cultura.
La evolución de la percepción en el ser humano va a la par de la evolución ontogenética del lenguaje (de la infancia a la edad adulta); lo que nos indica que en un primer momento, la explicación del mundo está dada por la cultura en la que se nace, en una relación sentimental, para pasar en un segundo momento a una relación directa con el entorno, es decir, a un ejercicio de objetivación de los conceptos y finalmente a una etapa lógico-verbal, en la que los conceptos abstractos median entre el contexto y la conducta.
Pero no sólo desde la psicología se ha incursionado en los estudios que abordan el problema de la concepción del espacio, también en la propia geografía se ha incursionado en el tema a través de la “geografía de la percepción” en autores como Estébanez 1977; Capel, 1973 ; Downs, 1970; entre otros.
“La geografía de la percepción, construye su discurso bajo el supuesto que sobre el mismo plano de un lugar geográfico, existen distintos esquemas del mismo según los intereses de cada individuo. Entonces, la imagen de un lugar no es única como pretendía la geografía tradicional, sino múltiple y variada. En este sentido es clave para esta geografía entrar a interpretar los comportamientos, significados y valores que el individuo deposita sobre los lugares de intervención de todos sus sentidos, ya no sólo la vista como sucedía en las anteriores perspectivas geográficas.” (Tibaduiza, 2008, p.23)
Hay que insistir que la “mirada” de los geógrafos hacia la percepción y el desarrollo del espacio geográfico es distinta a las que se observan desde la psicología, ello es debido a la intención de mantener en los límites de lo físico el espacio geográfico. Es en este contexto que Estébanez afirma: “(…) al psicólogo le interesa la imagen del medio para poder comprender a través de la misma, cómo el individuo conoce el medio. Sin embargo la imagen para el geógrafo es el filtro que se interpone entre el hombre y el medio, y su preocupación es analizar la imagen y comparar su isomorfismo con el mundo real, ya que carecemos de acceso directo e inmediato a este mundo real y a sus propiedades. Todo lo que sabemos de la realidad esta mediatizado (Neisser, 1967) y la toma de decisiones que afecta no se efectúa sobre el medio real sino sobre la imagen del medio. Además los psicólogos se preocupan de microespacios en tanto que el geógrafo trabaja a meso y macroescala. En resumen, la percepción como proceso es un filtro que se impone entre el hombre y el medio, y considerada la percepción como producto, el resultado de la percepción es la imagen que se relaciona, pero no es copia exacta del medio real y objetivo.” (Estébabez, 1977, p. 7)
Otro de los aspectos que separan la perspectiva de Vygotski de la de Piaget, en lo que a percepción se refiere, es que el primero considera a la percepción parte de los procesos psicológicos superiores, y por lo tanto se encuentra presente en todas las etapas de la evolución ontogenética humana, lo que nos indica que no hay una supeditación a la lógica en ningún momento de la evolución de la percepción, como si sucede en los planteamientos de Piaget.
La percepción no actúa subordinada a la lógica matemática, se conduce por olas directrices de la cultura, al ser el lenguaje el responsable directo de la reorganización del campo visual y espacial, dirigiendo con ello la atención del individuo a aspectos específicos de su entorno, logrando así un modo de atención dinámica, es decir, la capacidad para captar cambios en una situación desde un punto de vista histórico, actuando en el presente desde un punto de vista prospectivo.
La percepción mediada por el lenguaje permite a los niños desarrollar una conducta selectiva, toda vez que los conceptos les permiten comprender el mundo; el descubrimiento de Vygotski del soporte semiótico de la percepción hace necesario que los procesos cognoscitivos que se favorecen en la educación formal vayan encaminados al desarrollo de la vida conceptual de los individuos.
El manejo de signos por el niño le permite reestructurar los procesos psicológicos, a la vez que domina sus movimientos motrices, un aspecto que representa una expresión completamente distinta a la historia natural de la conducta, y que inicia “(…) una rotura fundamental con la historia natural de la conducta e inicia la transición del comportamiento primitivo de los animales a las actividades intelectuales superiores de los seres humanos” (Vygotski, 2000, p. 63)
Mientras que para un animal toda tarea es irresoluble fuera del campo visual, el ser humano supera este escoyo con la ayuda del control verbal de su atención, permitiendo la organización del campo perceptivo en función de la dificultad de la tarea; demostrando así, que el ser humano es capaz de una transición de una estructura simultanea del campo visual a una estructura sucesiva del campo dinámico de atención a partir de la relación de actividades separadas que forman parte de una misma sucesión de operaciones necesarias para lograr un fin.
La posibilidad que le da el lenguaje al individuo es la de combinar elementos del campo visual presente y pasado, permitiendo al ser humano la reconstrucción de la memoria en un campo temporal para la acción, de esta manera la memoria se extiende en un sistema efectivo de presente, pasado y futuro, determinando así las funciones de “representación simbólica y acción proyectada” en el ser humano.
La percepción humana tiene un origen histórico-social, es decir mediado por la cultura, de esta manera el ser humano cuenta con un instrumento que al estar mediado por el lenguaje, le permite desplegar su función sintetizadora propiciando de esta manera el desarrollo de formas más complejas de percepción cognoscitiva.
El espacio geográfico tiene necesariamente implicaciones históricas, por lo que resulta imposible “enseñar a pensar el territorio” sin implicar en ello cada uno de los aspectos culturales que permiten formar un referente (una muesca) en la memoria histórica de un pueblo. Así por ejemplo, si vamos a hablar de los aspectos más “técnicos” del espacio geográfico como lo es la escala y su representación en los mapas habremos necesariamente de hablar de la división política del país y la historia de nuestras fronteras, lo que nos habrá de remitir a distintos momentos de la historia de nuestro país y el mundo.
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1 comentario:
MUCHAS GRACIAS Doctor Francisco Morales Zepeda, por sus aportes, me fueron de mucha utilidad.
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