El estudio de la Redes Sociales no es una preocupación nueva, por lo menos cuenta con setenta años de tradición en las ciencia sociales (Mizruchi,1991; Gil y Schmidt, 2002; Molina, 2004; Freeman, 2004; Carrinton, Scott y Wasserman, 2005); del concepto de red social se han derivado otras aplicaciones, entre ellas, para la investigación de los procesos de desarrollo de innovaciones tecnológicas a través del concepto de Redes de Innovación (DeBreson y Amese, 1991) en la bibliografía internacional, y en la comprensión de los procesos que dan paso a la incorporación de nuevos saberes a la ciencia, a través del concepto de Redes de Conocimiento (Casas, 2000) en la bibliografía mexicana; concepto este último que se basa en los “Enlaces Triple Hélice” (Etzkowitz y Leydesdorff, 1993), en los que se agrupan : Universidades y/o Centros de Investigación, Gobierno, y Productores.
Las tradiciones teóricas que confluyen en el estudio de las redes sociales de acuerdo con Molina (2005), son: la egocéntrica y la sociocéntrica. “La aproximación sociocéntrica es bien conocida: explica las propiedades de un grupo de conexiones existentes entre un grupo de nodos definidos previamente tanto por un criterio realista (por la existencia de una entidad social preexistente, un equipo de fútbol, una clase, una organización) como por un criterio nominalista (introducido por el investigador, Laumann, 1983). La aproximación egocéntrica, en cambio, parte de las conexiones que se pueden trazar a partir de un ego dado. En el caso de Bott, el punto de anclaje (el “ego”, en este caso) eran las unidades domésticas de parejas inglesas; en el caso de Epstein era un individuo, un informante africano varón saludando personas pertenecientes a diferentes grupos étnicos en una ciudad de la antigua Rodhesia.” (Molina, 2005)
Las tradiciones teóricas que confluyen en el estudio de las redes sociales de acuerdo con Molina (2005), son: la egocéntrica y la sociocéntrica. “La aproximación sociocéntrica es bien conocida: explica las propiedades de un grupo de conexiones existentes entre un grupo de nodos definidos previamente tanto por un criterio realista (por la existencia de una entidad social preexistente, un equipo de fútbol, una clase, una organización) como por un criterio nominalista (introducido por el investigador, Laumann, 1983). La aproximación egocéntrica, en cambio, parte de las conexiones que se pueden trazar a partir de un ego dado. En el caso de Bott, el punto de anclaje (el “ego”, en este caso) eran las unidades domésticas de parejas inglesas; en el caso de Epstein era un individuo, un informante africano varón saludando personas pertenecientes a diferentes grupos étnicos en una ciudad de la antigua Rodhesia.” (Molina, 2005)